Gefunden 224 Ergebnisse für: Comer

  • Los otros se animaron y al fin todos se pusieron a comer. (Hecho de los Apóstoles 27, 36)

  • Y añade: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber: éstas serán otras tantas brasas sobre su cabeza. (Carta a los Romanos 12, 20)

  • Hay quien cree que puede comer de todo, mientras que otros, menos seguros, comen sólo verduras. (Carta a los Romanos 14, 2)

  • El que se preocupa por un día de buena suerte, lo hace por el Señor; y el que come lo hace por el Señor, pues al comer le da gracias. Y también el que no come lo hace por el Señor y le da igualmente gracias. (Carta a los Romanos 14, 6)

  • Yo les decía que no tuvieran trato con quienes, llamándose hermanos, se convierten en inmorales, explotadores, adoradores de ídolos, chismosos, borrachos o estafadores. Ni siquiera deben comer con ellos. (1º Carta a los Corintios 5, 11)

  • Entonces, ¿se puede comer carne sacrificada a los ídolos? Sabemos que un ídolo no es nada en realidad y que no hay más Dios que el Unico. (1º Carta a los Corintios 8, 4)

  • Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos estaban tan acostumbrados hasta hace poco, que para ellos comer lo que se ofreció al ídolo es como sacrificar al ídolo; y con esto manchan su conciencia poco formada. (1º Carta a los Corintios 8, 7)

  • Ciertamente no es un alimento el que nos hará agradables a Dios; de comerlo, no será grande el povecho, y de no comer, no nos faltará. (1º Carta a los Corintios 8, 8)

  • ¿No tenemos acaso derecho a que nos den de comer y de beber? (1º Carta a los Corintios 9, 4)

  • No se hagan servidores de ídolos, al igual que algunos de ellos, como dice la Escritura: El pueblo se sentó a comer y a beber y se levantaron para divertirse. (1º Carta a los Corintios 10, 7)

  • Fíjense en los israelitas: para ellos, comer de las víctimas es entrar en comunión con su altar. (1º Carta a los Corintios 10, 18)

  • Ustedes, pues, se reúnen, pero ya no es comer la Cena del Señor, (1º Carta a los Corintios 11, 20)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina