Gefunden 160 Ergebnisse für: Abner y Joab

  • El rey mandó llamar a Joab y le dijo: «Bien, de acuerdo, haz lo necesario para que vuelva el joven Absalón.» (2 Samuel 14, 21)

  • Joab se puso de rodillas con el rostro en tierra y bendijo al rey diciendo: «Ahora sé que me aprecias de veras, pues estás dispuesto a hacer lo que te pido.» (2 Samuel 14, 22)

  • Joab se encaminó hacia Guesur e hizo venir a Absalón a Jerusalén. (2 Samuel 14, 23)

  • Llamó a Joab para enviarlo al rey, pero Joab no quiso ir. Lo llamó por segunda vez, pero tampoco quiso ir. (2 Samuel 14, 29)

  • Entonces Absalón dijo a sus servidores: «Ustedes conocen el campo de Joab sembrado de cebada, que está junto al mío. Pues bien, vayan allá y préndanle fuego.» Los servidores de Joab, por su parte, vinieron con sus ropas desgarradas a decirle a su amo que los trabajadores de Absalón habían incendiado su campo. (2 Samuel 14, 30)

  • Entonces Joab fue a casa de Absalón y le dijo: «¿Por qué tus siervos han prendido fuego a mi campo?» (2 Samuel 14, 31)

  • Joab fue donde el rey y se lo comunicó. Entonces el rey llamó a Absalón, quien se presentó donde él y se postró en su presencia. Entonces el rey besó a Absalón. (2 Samuel 14, 33)

  • Absalón había puesto a la cabeza del ejército a Amasá, en lugar de Joab. Amasá era hijo de un hombre llamado Jitrá, ismaelita, que se había unido con Abigaíl, hija de Jesé, hermana de Sarvia, madre de Joab. (2 Samuel 17, 25)

  • Un tercio a las órdenes de Joab; otro, a las órdenes de Abisaí, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y el otro tercio, a las órdenes de Itaí de Gat. Después David dijo al ejército: «Yo también iré con ustedes.» (2 Samuel 18, 2)

  • El rey ordenó a Joab, a Abisaí y a Itaí lo siguiente: «Por el amor que me tienen, traten bien a Absalón.» Y todo el ejército supo que el rey había dado esta orden a los jefes. (2 Samuel 18, 5)

  • Alguien lo vio y fue a anunciárselo a Joab. (2 Samuel 18, 10)

  • Joab le dijo al que le traía la noticia: «Ya que lo viste así, ¿por qué no lo mataste? Te habría recompensado con diez monedas de plata y un cinturón.» (2 Samuel 18, 11)


“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina