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Porque se han infiltrado en medio de ustedes ciertas personas ya señaladas para la condenación, gente impía que hacen de la gracia de nuestro Dios un pretexto para su libertinaje y niegan a nuestro único Dueño y Señor Jesucristo. (2º Carta de Pedro 3, 4)
Quiero recordarles algo que ya saben, y es que el Señor, después de liberar a su pueblo del país de Egipto, intervino por segunda vez para entregar a la muerte a los que no creyeron. (2º Carta de Pedro 3, 5)
En cambio esa gente insulta y desprecia todo lo que no pueden entender, y lo que conocen por instinto como los animales, lo utilizan para su corrupción. (2º Carta de Pedro 3, 10)
para juzgar a todos. Pedirá cuentas a los que se burlan del bien por todas las veces en que actuaron burlándose de él, y castigará a los pecadores enemigos de Dios por todas las palabras injuriosas que profirieron contra él.» (2º Carta de Pedro 3, 15)
Son descontentos y frustrados que sólo tratan de satisfacer sus pasiones; su boca está llena de palabras altisonantes, y con ellas quieren impresionar a la gente para su propio provecho. (2º Carta de Pedro 3, 16)
Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. (1º Carta de Juan 1, 3)
Y les escribimos esto para que sea mayor nuestra alegría. (1º Carta de Juan 1, 4)
Hijitos míos, les he escrito esto para que no pequen; pero si uno peca, tenemos un defensor ante el Padre, Jesucristo, el Justo. (1º Carta de Juan 2, 1)
Pasa el mundo con todas sus codicias, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1º Carta de Juan 2, 17)
Bien saben que Este vino para quitar nuestros pecados, y que en él no hay pecado. (1º Carta de Juan 3, 5)
En cambio quienes pecan son del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. Para esto se ha manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del Diablo. (1º Carta de Juan 3, 8)
pues el amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida. (1º Carta de Juan 3, 14)