Encontrados 250 resultados para: visto

  • Miqueas replicó: "Escuchad la palabra del Señor: He visto al Señor sentado en su trono y toda la corte del cielo alineada a su derecha y a su izquierda. (II Crónicas 18, 18)

  • Hubo una gran fiesta en Jerusalén, como no se había visto desde los días de Salomón, hijo de David, rey de Israel. (II Crónicas 30, 26)

  • Muchos de los sacerdotes, levitas y cabezas de familia, ya ancianos, que habían visto el primer templo y ahora veían con sus propios ojos que se echaban los cimientos de este otro templo, lloraban estrepitosamente, mientras que otros muchos daban gritos de alegría y júbilo. (Esdras 3, 12)

  • A buena hora se pusieron en camino y llegaron a la boda. Al entrar en casa de Ragüel, encontraron a Tobías sentado a la mesa. Se levantó y saludó a Gabael, que se echó a llorar y lo bendijo así: "¡Hombre bueno y honrado, hijo de un hombre honrado, justo y limosnero! Que el Señor te bendiga con bendiciones celestiales a ti, a tu mujer, a su padre y a su madre. Bendito sea Dios, que he visto a Tobías tan parecido a mi primo Tobit". (Tobías 9, 6)

  • Judit entró y se sentó. Holofernes sintió una fuerte pasión por ella y un ardiente deseo de poseerla; desde que la había visto aguardaba el momento de seducirla. (Judit 12, 16)

  • Ésta es la razón de llamar a estos días purim, de pur". Así pues, basados en esta carta y en lo que ellos mismos habían visto y comprobado, los judíos (Ester 9, 26)

  • Hablo por lo que he visto. Los que labran maldad y siembran aflicción, de ellas cosechan. (Job 4, 8)

  • Yo mismo he visto al insensato echar raíces, pero al punto su mansión quedó podrida. (Job 5, 3)

  • Mas si se le arranca de su sitio, su sitio de él reniega: "No te he visto jamás". (Job 8, 18)

  • Oh, ¿por qué me hiciste salir de las entrañas? Hubiera muerto y no me hubiera visto ojo alguno. (Job 10, 18)

  • Sí, mis ojos han visto todo esto, mis oídos lo han escuchado y comprendido. (Job 13, 1)

  • Yo te instruiré, escúchame; te comunicaré lo que he visto, (Job 15, 17)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina