Encontrados 814 resultados para: vida eterna

  • Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente y el futuro, todo es vuestro; (I Corintios 3, 22)

  • ¿No sabéis que hasta juzgaremos a los ángeles? Con mucha más razón las cosas de esta vida. (I Corintios 6, 3)

  • Para los asuntos de esta vida elegís como jueces a los que no tienen que ver nada con la Iglesia. (I Corintios 6, 4)

  • Si lo que esperamos de Cristo es sólo para esta vida, somos los hombres más desgraciados. (I Corintios 15, 19)

  • la Escritura dice: Adán, el primer hombre, fue creado un ser viviente; el último Adán, como espíritu que da vida. (I Corintios 15, 45)

  • para éstos, olor de muerte que mata; para aquéllos, olor de vida que da vida. ¿Y quién está a la altura de tal misión? (II Corintios 2, 16)

  • que me ha capacitado para ser ministro de la nueva alianza; no de la letra, sino del espíritu, pues la letra mata, pero el espíritu da vida. (II Corintios 3, 6)

  • llevamos siempre y por doquier en el cuerpo los sufrimientos de muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nosotros. (II Corintios 4, 10)

  • Porque, viviendo, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nuestra carne mortal. (II Corintios 4, 11)

  • Así que la muerte actúa en nosotros, pero en vosotros la vida. (II Corintios 4, 12)

  • Sabemos que si esta tienda en que habitamos en la tierra se destruye, tenemos otra casa, que es obra de Dios; una morada eterna en los cielos, no construida por mano de hombres. (II Corintios 5, 1)

  • Mientras estamos en esta tienda gemimos oprimidos, ya que no queremos ser desnudados, sino ser revestidos, para que la mortalidad sea absorbida por la vida. (II Corintios 5, 4)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina