Encontrados 1754 resultados para: uno

  • no abandonéis vuestras propias asambleas, como algunos tienen por costumbre hacer, sino más bien animaos mutuamente, y esto tanto más cuanto que veis acercarse el día. (Hebreos 10, 25)

  • Porque si pecamos deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, (Hebreos 10, 26)

  • Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José y se postró ante Dios apoyándose en la empuñadura de su bastón. (Hebreos 11, 21)

  • Hubo mujeres que recuperaron sus muertos resucitados. Unos se dejaron torturar, no aceptando la liberación, para obtener una resurrección mejor. (Hebreos 11, 35)

  • No olvidéis la hospitalidad, ya que, gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. (Hebreos 13, 2)

  • No os dejéis engañar por doctrinas distintas y extrañas; porque es mejor afianzar el corazón con la gracia que con alimentos que no son de provecho alguno para quienes se aferran a ellos. (Hebreos 13, 9)

  • Si alguno de vosotros está falto de sabiduría, que se la pida a Dios -que a todos da con generosidad y sin echarlo en cara-, y le será concedida. (Santiago 1, 5)

  • sino que cada uno es tentado por su propio deseo, que lo atrae y lo seduce. (Santiago 1, 14)

  • Porque si uno escucha la palabra y no la practica, es semejante a un hombre que mira su cara en un espejo (Santiago 1, 23)

  • Hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras? (Santiago 2, 14)

  • y uno de vosotros les dice: "Id en paz, calentaos y alimentaos", sin darles lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve esto? (Santiago 2, 16)

  • Todos faltamos de muchas maneras. Si uno no falta en las palabras, es un hombre perfecto, capaz de refrenar también todo su cuerpo. (Santiago 3, 2)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina