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dijo en alta voz: "Levántate y tente derecho sobre tus pies". Él dio un salto y echó a andar. (Hechos 14, 10)
Había sido instruido en el camino del Señor. Lleno de entusiasmo, hablaba y enseñaba con bastante exactitud lo referente a Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan. (Hechos 18, 25)
hasta el punto de que, con sólo aplicar a los enfermos los pañuelos o cualquier otra prenda de Pablo, se curaban y salían los espíritus malignos. (Hechos 19, 12)
Algunos exorcistas judíos ambulantes intentaron también invocar el nombre de Jesús, el Señor, sobre los que estaban poseídos por espíritus malignos, diciendo: "Os conjuro por Jesús, a quien Pablo predica". (Hechos 19, 13)
Él siguió: "Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado aquí, en esta ciudad, a los pies de Gamaliel, instruido en la fiel observancia de la ley de nuestros padres, partidario entusiasta de la causa de Dios, como todos vosotros los sois en este día; (Hechos 22, 3)
Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lava tus pecados invocando su nombre. (Hechos 22, 16)
Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten una y otra cosa. (Hechos 23, 8)
dijo: "Te oiré cuando se presenten tus acusadores". Y mandó que lo custodiaran en el palacio de Herodes. (Hechos 23, 35)
¡Nunca jamás! Pues es necesario reconocer que Dios es leal y los hombres desleales, como dice la Escritura: Tus palabras demostrarán que eres inocente y saldrás vencedor en el juicio. (Romanos 3, 4)
Señor, han matado a tus profetas, han derribado tus altares, he quedado yo solo y quieren matarme. (Romanos 11, 3)
a otro el don de hacer milagros; a otro el decir profecías; a otro el saber distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero; a otro hablar lenguas extrañas, y a otros saber interpretarlas. (I Corintios 12, 10)
os conviene terminarla según las posibilidades de cada uno y con el mismo entusiasmo que demostrasteis al proyectarla. (II Corintios 8, 11)
