Encontrados 2028 resultados para: tierra buena

  • Por la fe pasaron el mar Rojo como por tierra seca; e intentando hacer lo mismo los egipcios, fueron sumergidos en las olas. (Hebreos 11, 29)

  • de quienes no era digno el mundo, errantes por los desiertos, las montañas, las cavernas y cuevas de la tierra. (Hebreos 11, 38)

  • Cuidado con no escuchar al que os habla; pues si aquéllos, por no escuchar al que promulgaba oráculos en la tierra no escaparon al castigo, ¡con cuánta mayor razón no escaparemos nosotros si volvemos la espalda a aquel que habla desde el cielo! (Hebreos 12, 25)

  • Aquel cuya voz conmovió entonces la tierra nos ha hecho ahora esta promesa: Una vez más conmoveré no sólo la tierra, sino también el cielo. (Hebreos 12, 26)

  • ¿Quién es sabio y experimentado entre vosotros? Que muestre, con su buena conducta, su dulzura y su sabiduría. (Santiago 3, 13)

  • Habéis vivido sobre la tierra en delicias y placeres y habéis engordado para el día de la matanza. (Santiago 5, 5)

  • Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Ved cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias tempranas y las tardías. (Santiago 5, 7)

  • Hermanos míos, ante todo no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni con cualquier otro juramento, sino que vuestro "sí" sea "sí" y vuestro "no", "no", para no incurrir en condenación. (Santiago 5, 12)

  • Elías era un hombre de vuestra misma condición: oró fervorosamente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. (Santiago 5, 17)

  • Oró de nuevo, y el cielo dio la lluvia y la tierra produjo su fruto. (Santiago 5, 18)

  • Queridos hermanos, como a gente de paso en tierra extraña, os exhorto a que os abstengáis de las pasiones carnales, que hacen la guerra al espíritu. (I Pedro 2, 11)

  • agua que presagiaba el bautismo, que ahora os salva a vosotros, no mediante la purificación de la inmundicia corporal sino mediante la súplica hecha a Dios por una conciencia buena la cual recibe su eficacia de la resurrección de Jesucristo, (I Pedro 3, 21)


“Devo fazer somente a vontade de Deus e, se lhe agrado, o restante não conta.” São Padre Pio de Pietrelcina