Encontrados 432 resultados para: tercera parte

  • Si quiere rescatar el campo, añadirá una quinta parte más al valor estimado, y lo recuperará. (Levítico 27, 19)

  • Si uno consagra al Señor un campo comprado por él, que no forma parte de su patrimonio, (Levítico 27, 22)

  • Pero si se trata de animales impuros, serán rescatados al precio que se valoren, más una quinta parte; si no fuera rescatado, será vendido al precio que se haya valorado. (Levítico 27, 27)

  • La décima parte de los productos de la tierra, tanto de los productos del campo como de los frutos de los árboles, pertenece al Señor; es cosa consagrada al Señor. (Levítico 27, 30)

  • Si uno quiere rescatar algo de esa décima parte, añadirá una quinta parte más de su valor. (Levítico 27, 31)

  • Aparta a los levitas y dáselos a Aarón y a sus hijos para que les pertenezcan como donados de parte de los israelitas. (Números 3, 9)

  • confesará su pecado y resarcirá a la persona perjudicada el daño causado, más una quinta parte. (Números 5, 7)

  • Así lo hizo Aarón: puso las lámparas en la parte anterior del candelabro, como el Señor había ordenado a Moisés. (Números 8, 3)

  • Yo bajaré, hablaré contigo y tomaré una parte del espíritu que tú tienes y se la daré a ellos para que compartan contigo el peso de este pueblo y no lo lleves tú solo. (Números 11, 17)

  • El Señor bajó en la nube y habló a Moisés. Tomó una parte del espíritu que tenía Moisés y se la dio a los setenta ancianos. Cuando el espíritu se posó sobre ellos se pusieron a profetizar, pero no continuaron. (Números 11, 25)

  • Los amalecitas ocupan la región del Negueb; los hititas, jebuseos, amorreos, la parte montañosa; los cananeos, las costas del mar y las riberas del Jordán". (Números 13, 29)

  • Yo soy el Señor, lento para la cólera y rico en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebeldía, pero que nada deja impune, pues castiga en los hijos el pecado de los padres hasta la tercera generación. (Números 14, 18)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina