Encontrados 1578 resultados para: templo de Jerusalén

  • Semeí respondió al rey: "Está bien; haré lo que me ha ordenado mi señor, el rey". Semeí vivió en Jerusalén mucho tiempo. (I Reyes 2, 38)

  • Salomón se enteró de que Semeí había ido de Jerusalén a Gat y había vuelto; (I Reyes 2, 41)

  • Salomón emparentó con el Faraón, rey de Egipto, casándose con una hija suya. La llevó a la ciudad de David, hasta que acabase de edificar su palacio, el templo del Señor y las murallas en torno a Jerusalén. (I Reyes 3, 1)

  • Sin embargo, el pueblo sacrificaba en las colinas, pues para entonces aún no había sido edificado un templo al nombre del Señor. (I Reyes 3, 2)

  • Salomón se despertó y vio que había sido un sueño. Volvió a Jerusalén y se presentó ante el arca de la alianza del Señor, ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación, y dio un banquete a todos sus seguidores. (I Reyes 3, 15)

  • He decidido construir un templo a su nombre, tal como el Señor ordenó a mi padre, David: El hijo tuyo, que yo pondré en tu lugar sobre tu trono, ése construirá el templo a mi nombre. (I Reyes 5, 19)

  • y las labraron los canteros de Salomón, los canteros de Jirán y los guiblios. Así prepararon el maderamen y las piedras para la fábrica del templo. (I Reyes 5, 32)

  • El año cuatrocientos ochenta de la salida de los israelitas de Egipto, el cuarto año de reinado de Salomón sobre Israel, en el segundo mes, el mes de ziv, Salomón comenzó a construir el templo del Señor. (I Reyes 6, 1)

  • El templo tenía treinta metros de largo, diez de ancho y quince de alto. (I Reyes 6, 2)

  • Hizo al templo ventanas con rejas, (I Reyes 6, 4)

  • y construyó, adosado al muro del templo, un anejo de tres pisos en torno a la nave central y a la cámara sagrada con departamentos. (I Reyes 6, 5)

  • La planta baja tenía dos metros y medio de ancha; el piso del medio, tres, y el tercero, tres y medio; había dispuesto en el muro exterior del templo, todo en derredor, una entalladura, para no tener que empotrar en los muros del edificio. (I Reyes 6, 6)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina