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  • es un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos. (Santiago 1, 8)

  • El sol ardiente se levanta y seca el heno, se marchita la flor y desaparece su belleza; así se marchitará el rico en sus empresas; (Santiago 1, 11)

  • Él nos ha engendrado según su voluntad por la palabra de la verdad, para que seamos como las primicias de sus criaturas. (Santiago 1, 18)

  • La práctica religiosa pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y en guardarse de los vicios del mundo. (Santiago 1, 27)

  • En esta salvación centraron sus estudios e investigaciones los profetas que anunciaron la gracia que Dios os tenía destinada. (I Pedro 1, 10)

  • Y si invocáis como Padre al que juzga imparcialmente a cada uno según sus obras comportaos respetuosamente mientras estáis de paso en este mundo. (I Pedro 1, 17)

  • Más aún, ésta es vuestra vocación, pues también Cristo sufrió por vosotros, y os dejó ejemplo para que sigáis sus pasos. (I Pedro 2, 21)

  • él que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados. (I Pedro 2, 24)

  • Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que tenían su esperanza puesta en Dios y obedecían a sus maridos; (I Pedro 3, 5)

  • ¿Quién es el que ama la vida y quiere vivir años felices?. Guarde del mal su lengua y sus labios de palabras mentirosas. (I Pedro 3, 10)

  • Pues el Señor mira por los que practican la justicia y tiene los oídos atentos a sus súplicas; pero el Señor se enfrenta con los criminales (I Pedro 3, 12)

  • Si, a pesar de todo, os veis obligados a padecer por la justicia ¡dichosos vosotros!. No temáis sus amenazas, ni os turbéis. (I Pedro 3, 14)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina