Encontrados 108 resultados para: somos

  • Así pues, cuantos somos perfectos sintamos de este modo; y si alguno siente de otra manera, Dios os iluminará a este propósito. (Filipenses 3, 15)

  • Al que comete injusticia le darán la paga de sus injusticias, pues ante Dios todos somos iguales. (Colosenses 3, 25)

  • si nosotros no le somos fieles, él seguirá siendo fiel, pues no puede negarse a sí mismo. (II Timoteo 2, 13)

  • Cristo, por el contrario, lo ha sido en calidad de Hijo, al frente de su casa. Y su casa somos nosotros, con tal que permanezcamos inquebrantables hasta el fin, confesando valientemente nuestra fe y confiados en la esperanza que tenemos. (Hebreos 3, 6)

  • Y en virtud de esta voluntad nosotros somos santificados, de una vez para siempre, por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo. (Hebreos 10, 10)

  • Nosotros, sin embargo, no somos de aquellos que se retiran cobardemente para la perdición, sino de aquellos que se salvan por la fe. (Hebreos 10, 39)

  • Les prometen la libertad, mientras ellos son esclavos de la corrupción, puesto que somos esclavos de aquel que nos ha dominado. (II Pedro 2, 19)

  • Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal y como es. (I Juan 3, 2)

  • En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquilizaremos nuestra conciencia delante de él: (I Juan 3, 19)

  • Pero nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha; y el que no es de Dios no nos escucha. En esto distinguimos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. (I Juan 4, 6)

  • En esto consiste la perfección del amor en nosotros: en que tenemos confianza absoluta en el día del juicio; porque como es él, así somos nosotros en este mundo. (I Juan 4, 17)

  • Nosotros sabemos que somos de Dios, y que todo el mundo está en poder del maligno. (I Juan 5, 19)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina