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  • bendiciones de espigas y frutos, bendiciones de los montes antiguos, delicias de los collados eternos; caigan sobre la cabeza de José, sobre el elegido entre sus hermanos. (Génesis 49, 26)

  • José se echó sobre el rostro de su padre, llorando y besándole. (Génesis 50, 1)

  • José vio a los hijos de Efraín hasta la tercera generación. También recibió sobre sus rodillas, al nacer, a los hijos de Maquir, hijo de Manasés. (Génesis 50, 23)

  • Él respondió: "¿Quién te ha constituido jefe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?". Moisés temió y dijo: "La cosa se sabe". (Exodo 2, 14)

  • Dios le dijo: "Yo estaré contigo, y ésta será la señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, adoraréis a Dios sobre este monte". (Exodo 3, 12)

  • y si no te creen ni te hacen caso por ninguno de los dos, toma agua del río y derrámala sobre el suelo; el agua así derramada en el suelo se volverá sangre". (Exodo 4, 9)

  • Los inspectores israelitas, que habían sido puestos sobre ellos por los capataces del Faraón, fueron castigados; les decían: "¿Por qué ni ayer ni hoy habéis completado la tarea de ladrillos como antes?". (Exodo 5, 14)

  • El Faraón no os escuchará. Pero yo pondré mi mano sobre Egipto y sacaré de aquí a mis ejércitos, a mi pueblo, los israelitas, haciendo justicia. (Exodo 7, 4)

  • El Señor dijo a Moisés: "Di a Aarón: Toma tu bastón y extiende tu mano sobre las aguas de los egipcios: ríos, canales, estanques y depósitos de aguas, y se convertirán en sangre. Habrá sangre en todo el país de Egipto, hasta en las vasijas, tanto en las de madera como en las de piedra". (Exodo 7, 19)

  • El Señor dijo a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu mano con tu bastón sobre los ríos, canales y estanques y haz subir las ranas por todo el territorio egipcio". (Exodo 8, 1)

  • Aarón extendió su mano sobre las aguas de Egipto, y las ranas subieron y cubrieron todo Egipto. (Exodo 8, 2)

  • Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos. Hicieron subir las ranas sobre todo Egipto. (Exodo 8, 3)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina