Encontrados 50 resultados para: sepultado

  • Abías murió y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. Le sucedió en el trono su hijo Asá; la tierra gozó de paz durante diez años. (II Crónicas 13, 23)

  • Josafat murió y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. Le sucedió en el trono su hijo Jorán. (II Crónicas 21, 1)

  • Fue sepultado en la ciudad de David con los reyes, porque había hecho el bien en Israel, y con Dios y su templo. (II Crónicas 24, 16)

  • Ozías murió y fue sepultado con sus padres en el campo de las sepulturas de los reyes, porque decían: "Es un leproso". Le sucedió su hijo Jotán. (II Crónicas 26, 23)

  • Jotán murió y fue sepultado en la ciudad de David. Le sucedió su hijo Acaz. (II Crónicas 27, 9)

  • Murió y fue sepultado con sus padres en Jerusalén, pero no en el panteón real. Le sucedió su hijo Ezequías. (II Crónicas 28, 27)

  • Ezequías murió y fue sepultado en la subida hacia las tumbas de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de Jerusalén le rindieron honores. Le sucedió en el trono su hijo Manasés. (II Crónicas 32, 33)

  • Manasés murió y fue sepultado en su palacio. Le sucedió en el trono su hijo Amón. (II Crónicas 33, 20)

  • Los oficiales lo sacaron de su carro, lo subieron a otro de los suyos y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue sepultado en las sepulturas de sus padres. Todo Judá y Jerusalén guardó luto por Josías. (II Crónicas 35, 24)

  • Tobit murió en paz a la edad de ciento doce años y fue dignamente sepultado en Nínive. Tenía sesenta y dos años cuando se quedó ciego. Después de recuperar la vista abundó en bienes e hizo limosnas; continuó alabando a Dios y celebrando su grandeza. (Tobías 14, 2)

  • En el lugar donde fue crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie había sido sepultado. (Juan 19, 41)

  • Hermanos, hablemos con franqueza. El patriarca David murió y fue sepultado, y su sepulcro subsiste entre nosotros hasta el día de hoy. (Hechos 2, 29)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina