Encontrados 22 resultados para: separado

  • Los israelitas repatriados comieron el banquete pascual con todos aquellos que se habían separado de la impureza de los paganos del país y se habían unido a ellos para buscar al Señor, Dios de Israel. (Esdras 6, 21)

  • Al terminar aquello, se me presentaron los jefes para decirme: "El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han separado de las gentes del país y han incurrido en las prácticas horrendas de los cananeos, hititas, fereceos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios e idumeos. (Esdras 9, 1)

  • El resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los sirvientes del templo, en una palabra, todos los que se habían separado de las gentes del país para ajustarse a la ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, todos los que tenían uso de razón, (Nehemías 10, 29)

  • Cuando yo era joven y me encontraba en la tierra de Israel, toda la tribu de nuestro padre Neftalí se había separado de la dinastía de David y de Jerusalén, ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer sacrificios, pues allí se había construido y consagrado para siempre el templo, morada de Dios. (Tobías 1, 4)

  • Amán dijo al rey Asuero: "En medio de las incontables gentes de tu reino y por todas las provincias hay esparcido y diseminado un pueblo, separado de los demás, que tiene leyes diferentes y no cumple las órdenes del rey. Los intereses del reino no permiten tolerarlo. (Ester 3, 8)

  • Báquides se alejó de Jerusalén y acampó en Bet Zet; prendió a muchos que se habían separado de él y a algunos del pueblo, a los que mandó ejecutar y arrojar en un pozo profundo. (I Macabeos 7, 19)

  • Como se separa el sebo en el sacrificio de reconciliación, así fue David separado de los israelitas. (Eclesiástico 47, 2)

  • Abre los ojos y mira, que no son los muertos en el abismo, aquellos cuyo espíritu fue separado de sus entrañas, los que celebran tu gloria y tu justicia, (Baruc 2, 17)

  • Quisiera ser objeto de maldición, separado incluso de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi propia raza; (Romanos 9, 3)

  • Tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado más alto que los cielos; (Hebreos 7, 26)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina