Encontrados 328 resultados para: sabiduría divina

  • Que el Señor te dé sabiduría e inteligencia cuando te constituya sobre Israel, para que puedas observar la ley del Señor, tu Dios. (I Crónicas 22, 12)

  • Dame sabiduría e inteligencia para gobernar con acierto a este pueblo; pues ¿quién podría gobernar a un pueblo tan numeroso como es tu pueblo?". (II Crónicas 1, 10)

  • Dios dijo a Salomón: "Puesto que éste ha sido tu deseo y no has pedido ni riquezas, ni hacienda, ni fama, ni siquiera larga vida, sino que has pedido sabiduría e inteligencia para gobernar a mi pueblo, sobre el que te he constituido rey, (II Crónicas 1, 11)

  • te concedo la sabiduría y la inteligencia. Pero te daré también riquezas, hacienda y fama como no las tuvieron los reyes que te han precedido, ni las tendrán los que vengan detrás de ti". (II Crónicas 1, 12)

  • Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón y el palacio que había construido, (II Crónicas 9, 3)

  • dijo al rey: "Realmente es verdad todo lo que yo había oído en mi tierra de tus obras y tu sabiduría. (II Crónicas 9, 5)

  • Yo no lo quería creer hasta que he venido y lo he visto con mis propios ojos; pero reconozco que no se me había dicho ni la mitad. Tu sabiduría y tu grandeza sobrepasan con mucho la fama que había llegado a mis oídos. (II Crónicas 9, 6)

  • ¡Dichosas tus mujeres!, ¡dichosos tus servidores, que están siempre junto a ti y escuchan tu sabiduría! (II Crónicas 9, 7)

  • El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría. (II Crónicas 9, 22)

  • Todos los reyes de la tierra querían visitar a Salomón para escuchar la sabiduría que Dios le había dado, (II Crónicas 9, 23)

  • Abandonaron el templo del Señor, Dios de sus padres, y dieron culto a imágenes de Aserá y a otros ídolos. Esto provocó la cólera divina, que cayó sobre Judá y Jerusalén. (II Crónicas 24, 18)

  • Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios que posees, establecerás jueces y magistrados que administren justicia a todo el pueblo de Transeufratina, es decir, a todos los que conocen la ley de tu Dios. A quienes la ignoran, habréis de enseñársela. (Esdras 7, 25)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina