Encontrados 167 resultados para: reunión sagrada
Jamás he ido a divertirme a una reunión de burlones; bajo el peso de tu mano he estado solitario, pues tú me habías llenado de tu ira. (Jeremías 15, 17)
Ha destrozado su recinto semejante a un jardín, ha derruido el lugar de su reunión. El Señor ha hecho olvidar en Sión fiestas y sábados; ha desechado, en el ardor de su ira, a rey y sacerdotes. (Lamentaciones 2, 6)
Cuando os repartáis por sorteo la tierra en patrimonio, reservaréis al Señor la parte sagrada del territorio: una extensión de doce kilómetros y medio de larga por diez de ancha. Este coto será todo él sagrado. (Ezequiel 45, 1)
Quedará así una extensión, a lo largo de la porción sagrada, de cinco kilómetros por el este y cinco por el oeste, a lo largo de la porción sagrada; sus productos servirán para la manutención de los trabajadores de la ciudad. (Ezequiel 48, 18)
Toda la zona reservada formará un cuadrado de doce kilómetros y medio de lado. Reservaréis, en efecto, la zona sagrada, incluyendo la posesión de la ciudad. (Ezequiel 48, 20)
Lo que quede a uno y otro lado de la zona sagrada y de la posesión de la ciudad pertenecerá al príncipe; su porción se extenderá así a lo largo de los doce kilómetros y medio de la zona sagrada al este, hasta la frontera oriental, y al oeste a lo largo de los doce kilómetros y medio, hasta la frontera occidental; esto para el príncipe, en correspondencia con las demás porciones. Así en el medio estará la zona sagrada y el santuario del templo, (Ezequiel 48, 21)
Cuando se disolvió la reunión, muchos judíos y prosélitos practicantes seguían a Pablo y a Bernabé, los cuales hablaban con ellos exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. (Hechos 13, 43)
Cuando se hizo de día, los judíos convocaron una reunión, en la que se comprometieron bajo juramento a no comer ni beber hasta que matasen a Pablo. (Hechos 23, 12)
de ser ministro de Cristo Jesús entre los paganos; mi tarea sagrada consiste en anunciar el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los paganos sea agradable a Dios, consagrada por el Espíritu Santo. (Romanos 15, 16)
Hermanos, respecto de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos (II Tesalonicenses 2, 1)
de hecho, así se expresa en todas las cartas cuando trata de este tema. Es cierto que en éstas se encuentran algunos puntos difíciles, que los ignorantes e inestables tergiversan para su propia perdición, lo mismo que hacen con el resto de la Sagrada Escritura. (II Pedro 3, 16)