Encontrados 33 resultados para: regalo

  • El rey dijo al hombre de Dios: "Ven a comer conmigo, que quiero hacerte un regalo". (I Reyes 13, 7)

  • Acto seguido regresó con toda su comitiva adonde el hombre de Dios, y en pie ante él, dijo: "Reconozco que no hay otro dios en toda la tierra fuera del Dios de Israel. Y ahora, dígnate recibir un regalo de tu siervo". (II Reyes 5, 15)

  • El rey Salomón, por su parte, regaló a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, superando lo que ella había traído al rey. Ella y su séquito emprendieron el viaje de regreso a su país. (II Crónicas 9, 12)

  • porque Ezequías, rey de Judá, les regaló mil toros y siete mil ovejas, más otros mil toros y diez mil ovejas que habían regalado los jefes; muchos sacerdotes se habían purificado ya. (II Crónicas 30, 24)

  • Ella me respondió: "Es un regalo que me han hecho además del precio fijado". Pero yo no la creí y le ordené que lo devolviera a los propietarios; me avergonzaba por ella. Entonces ella me respondió: "¿Dónde están tus limosnas? ¿Dónde tus buenas obras? Lo saben los que se han aprovechado". (Tobías 2, 14)

  • Aquel mismo día el rey Asuero regaló a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, pues Ester le había revelado lo que era para ella. (Ester 8, 1)

  • ¿Acaso os he dicho: "Hacedme tal favor, dadme un regalo de vuestra hacienda, (Job 6, 22)

  • Todos sus hermanos, hermanas y antiguos conocidos fueron a visitarle; celebraron un banquete con él en su casa, lo compadecieron y consolaron por todo el mal que el Señor había descargado sobre él, y cada uno le regaló una moneda de plata y un anillo de oro. (Job 42, 11)

  • hizo llover maná para saciarlos, les regaló el trigo de los cielos; (Salmos 78, 24)

  • Desde tus mansiones riegas las montañas, la tierra se empapa del regalo de tu cielo; (Salmos 104, 13)

  • Los hijos son un regalo del Señor; el fruto de las entrañas, una recompensa. (Salmos 127, 3)

  • Estando así las cosas, estalló la sublevación de las ciudades de Tarso y Malos porque habían sido dadas como regalo a Antioquida, concubina del rey. (II Macabeos 4, 30)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina