Encontrados 188 resultados para: quedó

  • Abimelec se quedó en Arumá, y Zebul echó de Siquén a Gaal y a sus hermanos. (Jueces 9, 41)

  • Desde allí Israel envió mensajeros al rey de Edón, diciendo: Déjame pasar, por favor, por tu tierra. Pero el rey de Edón no les dejó pasar. Envió también mensajeros al rey de Moab, pero él tampoco le dejó pasar. Por eso se quedó en Cades. (Jueces 11, 17)

  • El levita se levantó para irse, pero su suegro le instó tanto a que se quedara, que se quedó allí a pasar la noche. (Jueces 19, 7)

  • Murió Elimélec, marido de Noemí, y quedó ella sola con sus dos hijos, (Rut 1, 3)

  • A los diez años murieron también Majlón y Kilión, y Noemí se quedó sin hijos y sin marido. (Rut 1, 5)

  • Elcaná respondió a su mujer: "Haz lo que mejor te parezca; quédate hasta que le hayas destetado. Que el Señor te conceda cumplir tu promesa". Ella se quedó en casa y amamantó al niño hasta que lo destetó. (I Samuel 1, 23)

  • Elcaná volvió a su casa, a Ramá, y el niño quedó al servicio del Señor con el sacerdote Elí. (I Samuel 2, 11)

  • Uno de ellos dijo: "¿Y quién es su padre?". Por eso quedó como proverbio: "También Saúl anda entre los profetas". (I Samuel 10, 12)

  • Saúl dijo entonces al Señor: "¿Por qué no has respondido hoy a tu siervo? Si el pecado está en mí o en mi hijo Jonatán, Señor, Dios de Israel, salga cara; y si este pecado está en tu pueblo Israel, salga cruz". Fueron designados por la suerte Jonatán y Saúl, y el pueblo quedó libre. (I Samuel 14, 41)

  • Pero el pueblo se quedó con el botín, ovejas y vacas, lo mejor de lo consagrado al exterminio, para ofrecerlo en sacrificio al Señor en Guilgal". (I Samuel 15, 21)

  • Cuando David terminó de hablar con Saúl, Jonatán quedó prendado de David, y Jonatán comenzó a amarlo como a sí mismo. (I Samuel 18, 1)

  • Al día siguiente de la nueva luna, otra vez quedó vacío el sitio de David. Y Saúl preguntó a su hijo Jonatán: "¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Jesé ni ayer ni hoy?". (I Samuel 20, 27)


“O amor tudo esquece, tudo perdoa, sem reservas.” São Padre Pio de Pietrelcina