Encontrados 1769 resultados para: pues

  • pues fue proclamado por Dios sumo sacerdote a la manera de Melquisedec. (Hebreos 5, 10)

  • Pues debiendo ser ya maestros por razón del tiempo, todavía tenéis necesidad de que se os enseñen los primeros rudimentos de oráculos divinos, y habéis llegado a tener necesidad de leche, no de alimento sólido. (Hebreos 5, 12)

  • Considerad, pues, la dignidad de aquel a quien el mismo patriarca Abrahán dio la décima parte de lo mejor del botín. (Hebreos 7, 4)

  • pues Leví estaba ya en las entrañas de su padre Abrahán cuando le salió al encuentro Melquisedec. (Hebreos 7, 10)

  • Pues si la sangre de los machos cabríos y de los becerros y la ceniza de la vaca, con las que se asperja a aquellos que están manchados, los santifica procurándoles la pureza del cuerpo, (Hebreos 9, 13)

  • Era, pues, necesario que las figuras de las cosas celestes fuesen purificadas de esta manera, y las realidades mismas celestes lo fuesen también, pero con sacrificios superiores a los de aquí abajo. (Hebreos 9, 23)

  • Así pues, hermanos, puesto que tenemos la gozosa esperanza de entrar en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, (Hebreos 10, 19)

  • Mantengamos firmemente la esperanza que profesamos, pues el que ha prometido es fiel; (Hebreos 10, 23)

  • Pues si el que viola la ley de Moisés es condenado irremisiblemente a muerte por el testimonio de dos o tres testigos, (Hebreos 10, 28)

  • Pensad, pues, continuamente en aquel que soportó tan grande contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcáis perdiendo el ánimo. (Hebreos 12, 3)

  • Cuidado con no escuchar al que os habla; pues si aquéllos, por no escuchar al que promulgaba oráculos en la tierra no escaparon al castigo, ¡con cuánta mayor razón no escaparemos nosotros si volvemos la espalda a aquel que habla desde el cielo! (Hebreos 12, 25)

  • Así pues, puesto que entramos en posesión de un reino inmutable, retengamos firmemente la gracia, y por ella ofrezcamos a Dios un culto agradable con reverencia y con respeto. (Hebreos 12, 28)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina