Encontrados 310 resultados para: profeta Eliseo

  • Cuando el Señor iba a arrebatar a Elías en torbellino al cielo, Elías y Eliseo salieron de Guilgal. (II Reyes 2, 1)

  • Y Elías dijo a Eliseo: "Quédate aquí, porque el Señor me manda ir hasta Betel". Eliseo replicó: "¡Por Dios y por tu vida que no te dejaré!". Y fueron juntos a Betel. (II Reyes 2, 2)

  • Los discípulos de los profetas que había en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: "¿No sabes que el Señor va a llevarse a tu amo por encima de tu cabeza?". Él contestó: "También yo lo sé; callad". (II Reyes 2, 3)

  • Elías dijo a Eliseo: "Quédate aquí, porque el Señor me manda ir a Jericó". Él replicó: "¡Por Dios y por tu vida que no te dejaré!". Y fueron juntos a Jericó. (II Reyes 2, 4)

  • Los discípulos de los profetas de Jericó fueron y dijeron a Eliseo: "¿No sabes que el Señor se va a llevar hoy a tu amo por encima de tu cabeza?". Él contestó: "También yo lo sé, callad". (II Reyes 2, 5)

  • Y cuando pasaron, Elías dijo a Eliseo: "Pídeme lo que quieras antes de que sea arrebatado de tu presencia". Eliseo contestó: "Que pasen a mí las dos terceras partes de tu espíritu". (II Reyes 2, 9)

  • Eliseo le veía y gritaba: "¡Padre mío, padre mío, carro y caballería de Israel!". Y cuando dejó de verle, agarró sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos. (II Reyes 2, 12)

  • Los discípulos de los profetas de Jericó lo vieron desde el otro lado, y exclamaron: "El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo". Le salieron al encuentro y se prosternaron ante él rostro en tierra. (II Reyes 2, 15)

  • Volvieron a Jericó, donde estaba Eliseo, que les dijo: "¿No os dije yo que no fuerais?". (II Reyes 2, 18)

  • Los vecinos de la ciudad dijeron a Eliseo: "Mira, en esta ciudad se vive bien, como mi señor ve; pero las aguas son malas y esterilizan la tierra". (II Reyes 2, 19)

  • Y el agua quedó saneada hasta el presente, tal como Eliseo había dicho. (II Reyes 2, 22)

  • De allí Eliseo fue a Betel y, cuando iba por el camino, unos rapazuelos que habían salido de la ciudad empezaron a burlarse de él, diciéndole: "¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!". (II Reyes 2, 23)


“Amemos ao próximo. Custa tão pouco querer bem ao outro.” São Padre Pio de Pietrelcina