Encontrados 40 resultados para: persona

  • El rey preguntó a Heliodoro por la persona más indicada para enviarla otra vez a Jerusalén. (II Macabeos 3, 37)

  • Heliodoro respondió: "Si tienes alguna persona contraria y enemiga de tu gobierno, envíala allá, y la harás volver bien castigada, si es que consigue volver. En aquel lugar hay un poder divino. (II Macabeos 3, 38)

  • La persona benéfica prosperará, y el que largamente da largamente recibirá. (Proverbios 11, 25)

  • La pereza hace caer en el sopor, la persona indolente pasará hambre. (Proverbios 19, 15)

  • Dicen entre sí, calculando falsamente: "Corta y triste es nuestra vida; para el fin del hombre no hay remedio, y no se conoce persona que se salve del abismo. (Sabiduría 2, 1)

  • Por disposición de los soberanos reciben culto las estatuas. Como los hombres no podían venerarlos porque vivían lejos, representaron su persona haciendo una imagen del rey venerado, para adular con solicitud al ausente como si estuviese presente. (Sabiduría 14, 17)

  • Don del Señor es la mujer reservada, la persona bien educada no tiene precio. (Eclesiástico 26, 14)

  • Los sátrapas, prefectos, gobernadores y ministros se acercaron y comprobaron que el fuego no había hecho ningún mal a la persona de aquellos jóvenes y que ni siquiera un pelo de su cabeza se había quemado, ni sus vestidos se habían alterado; más aún, ni el olor del fuego había quedado en ellos. (Daniel 3, 94)

  • La hija de Herodías en persona entró, danzó y agradó a Herodes y a los invitados. Entonces el rey dijo a la muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". (Marcos 6, 22)

  • molestos de que enseñasen al pueblo y anunciasen que la resurrección de entre los muertos se había realizado ya en la persona de Jesús; (Hechos 4, 2)

  • Los llamaron, y les ordenaron que no volvieran a hablar ni a enseñar nada sobre la persona de Jesús. (Hechos 4, 18)

  • Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley en la persona de Cristo, a fin de pertenecer a otro, al resucitado de entre los muertos, para que produzcamos frutos para Dios. (Romanos 7, 4)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina