Encontrados 212 resultados para: octava alianza

  • Preguntarán por el camino hacia Sión y hacia allí dirigirán su rostro: "¡Venid, unámonos al Señor con una alianza eterna, que no se olvide más!". (Jeremías 50, 5)

  • Y estableceré con ellos una alianza eterna: yo seré su Dios, ellos serán mi pueblo, y no volveré a echar nunca más a mi pueblo Israel de la tierra que les di. (Baruc 2, 35)

  • Yo pasé junto a ti y te vi. Estabas ya en la edad del amor; entonces extendí el vuelo de mi manto sobre ti y recubrí tu desnudez; luego te presté juramento, me uní en alianza contigo, dice el Señor Dios, y tú fuiste mía. (Ezequiel 16, 8)

  • Porque esto dice el Señor Dios: Te he pagado con arreglo a lo que hiciste, al menospreciar el juramento hasta el punto de quebrantar la alianza. (Ezequiel 16, 59)

  • Pero yo me acordé de la alianza pactada contigo en los días de tu juventud y renovaré contigo una alianza eterna. (Ezequiel 16, 60)

  • Tú te acordarás de tu conducta y te avergonzarás de ella cuando recibas a tus hermanas mayores junto con las menores; yo te las daré como hijas, pero no en virtud de la alianza pactada contigo. (Ezequiel 16, 61)

  • Porque seré yo quien renueve mi alianza contigo, y sabrás entonces que yo soy el Señor, (Ezequiel 16, 62)

  • Os someteré con la vara y os ligaré de nuevo a las leyes de la alianza. (Ezequiel 20, 37)

  • Haré con ellos una alianza de paz que no tendrá fin; los estableceré y los multiplicaré y pondré mi santuario en medio de ellos para siempre. (Ezequiel 37, 26)

  • habéis introducido extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de cuerpo en mi santuario para que profanen mi templo, mientras vosotros me ofrecíais mi pan, grasa y sangre, quebrantando así mi alianza con todas vuestras monstruosidades. (Ezequiel 44, 7)

  • ¡Oh, no nos desampares para siempre, por amor de tu nombre, no rechaces tu alianza. (Daniel 3, 34)

  • Pero ellos en Adán han violado la alianza, allí me han traicionado. (Oseas 6, 7)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina