Encontrados 100 resultados para: ninguna

  • Entonces, ¿qué? ¿Tenemos alguna ventaja? Ninguna. Pues hemos probado antes que todos, tanto los judíos como los paganos, están bajo pecado, (Romanos 3, 9)

  • ¿Quiere decir esto que anulamos la ley con la fe? De ninguna manera. Al contrario, consolidamos la ley. (Romanos 3, 31)

  • ¿Queremos decir con esto que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Aunque yo conocí el pecado sólo por la ley. Yo no conocería la codicia si la ley no dijera: No codiciarás. (Romanos 7, 7)

  • ¿Diremos entonces que Dios es injusto? De ninguna manera. (Romanos 9, 14)

  • Yo pregunto: ¿Es que Dios ha rechazado a su pueblo? De ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjamín. (Romanos 11, 1)

  • Por tanto, yo pregunto: ¿Es que tropezaron sólo para caer? De ninguna manera. Su caída ha servido para la salvación de los paganos, provocando así la envidia en Israel. (Romanos 11, 11)

  • No os ha llegado ninguna prueba insuperable. Dios es fiel y no permitirá que seáis sometidos a pruebas superiores a vuestras fuerzas; ante la prueba os dará fuerza para superarla. (I Corintios 10, 13)

  • Si intentase presumir, no sería ninguna tontería, pues diría la verdad; pero no lo hago, para que nadie me considere sobre lo que ve en mí y oye de mí. (II Corintios 12, 6)

  • Pero si buscando ser justificados por Cristo resulta que somos pecadores, ¿será acaso Cristo ministro del pecado? De ninguna manera. (Gálatas 2, 17)

  • La ley, por tanto, ¿está contra las promesas de Dios? De ninguna manera. Si se hubiera dado una ley capaz de vivificar, entonces la justicia hubiera sido realmente por la ley. (Gálatas 3, 21)

  • no deis ninguna oportunidad al diablo. (Efesios 4, 27)

  • Sabéis muy bien vosotros, filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia tuvo conmigo cuenta de "haber" y "debe", a no ser vosotros solos; (Filipenses 4, 15)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina