Encontrados 914 resultados para: muros de la ciudad

  • Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. (Romanos 16, 24)

  • Hermanos, cuando llegué a vuestra ciudad, llegué anunciándoos el misterio de Dios no con alardes de elocuencia o de sabiduría; (I Corintios 2, 1)

  • incontables viajes con peligros de ríos, peligros de salteadores, peligros de los de mi raza, peligros de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en los desiertos, peligros en el mar, peligros de los falsos hermanos; (II Corintios 11, 26)

  • En Damasco, el gobernador del rey Aretas montó guardia en la ciudad de los damascenos para prenderme, (II Corintios 11, 32)

  • Porque él esperaba la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. (Hebreos 11, 10)

  • Ellos, en cambio, aspiraban a una patria mejor, es decir, celeste. Por eso Dios no se avergüenza de ellos, de llamarse "su Dios", porque les ha preparado una ciudad. (Hebreos 11, 16)

  • Por la fe cayeron los muros de Jericó, después de dar la vuelta a su alrededor durante siete días. (Hebreos 11, 30)

  • Vosotros, en cambio, os habéis acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, a millares de ángeles, a la asamblea festiva, (Hebreos 12, 22)

  • Por eso también Jesucristo, para santificar al pueblo por su propia sangre, murió fuera de la ciudad. (Hebreos 13, 12)

  • Porque no tenemos aquí abajo ciudad permanente, sino que buscamos la futura. (Hebreos 13, 14)

  • Y ahora vosotros, los que decís: "Hoy o mañana iremos a tal ciudad, y pasaremos allí el año, negociando y ganando dinero"; (Santiago 4, 13)

  • Sé dónde vives. Allí está el trono de Satanás; pero permaneces fiel a mi nombre y no has renegado de mi fe, ni siquiera en los días de Antipas, mi fiel testigo, al que mataron en vuestra ciudad, donde vive Satanás. (Apocalipsis 2, 13)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina