Encontrados 208 resultados para: mira
Alza los ojos hacia los collados y mira: ¿Hay un lugar en que no te hayas entregado? Junto a los caminos te sentabas, esperándolos como un árabe en el desierto. Has profanado esta tierra con tus prostituciones y tus crímenes. (Jeremías 3, 2)
Levanta los ojos y mira a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue confiado, la grey de tu gloria? (Jeremías 13, 20)
Yo exclamé: "¡Ah, Señor Dios! Mira que los profetas les dicen: No veréis la espada ni sufriréis hambre, sino que os daré una paz segura en este lugar". (Jeremías 14, 13)
Mira cómo me dicen: "¿Dónde está la palabra del Señor? ¡Que se cumpla!". (Jeremías 17, 15)
Como se mira con agrado a estos higos buenos, así miraré yo favorablemente a los desterrados de Judá, a quienes arrojo de este lugar al país de los caldeos. (Jeremías 24, 6)
"Mira, Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a decirte: Cómprame el campo que tengo en Anatot, puesto que tú tienes el derecho de rescate para adquirirlo". (Jeremías 32, 7)
Mira, los terraplenes que han levantado para el asalto alcanzan ya la ciudad, y la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Todo lo que has anunciado se está verificando, y tú lo ves. (Jeremías 32, 24)
"Mira, yo soy el Señor, el Dios de todos los mortales. ¿Qué puede haber imposible para mí? (Jeremías 32, 27)
Mira, todas las mujeres que han quedado en el palacio del rey de Judá serán llevadas a los generales del rey de Babilonia, y serán ellas las que exclamarán: ¡Te han engañado, han podido contigo tus buenos amigos! ¡Tus pies han hundido en el fango y ellos te han dado la espalda! (Jeremías 38, 22)
"Vete a decir al etíope Ebedmélec: Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Mira: yo voy a cumplir sobre esta ciudad mis palabras, palabras de desgracia, que no de ventura. El día en que todo esto se cumpla ante tus propios ojos, (Jeremías 39, 16)
En cuanto a ti, yo te libro ahora de las cadenas que tienes en las manos. Si quieres venir conmigo a Babilonia, ven, que yo cuidaré de ti; pero si no quieres venir conmigo a Babilonia, quédate. Mira, todo el país está ante ti: Vete adonde prefieras. (Jeremías 40, 4)
Y tú no temas, siervo mío Jacob; ni tiembles, Israel. Mira, yo te libraré de tierras lejanas, y a tu descendencia de su país de exilio. Jacob volverá a vivir en paz y en seguridad, sin que nadie lo inquiete. (Jeremías 46, 27)