Encontrados 18 resultados para: ministro

  • Moisés se levantó con Josué, su ministro, y antes de subir a la montaña (Exodo 24, 13)

  • El Señor hablaba a Moisés cara a cara, como se habla entre amigos. Luego Moisés volvía al campamento; pero Josué, su ministro, hijo de Nun, joven todavía, no se apartaba de la tienda. (Exodo 33, 11)

  • El mes quinto, el séptimo día del mes -el año diecinueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia-, Nebuzardán, jefe de la escolta y ministro del rey de Babilonia, llegó a Jerusalén; (II Reyes 25, 8)

  • Y se puso en marcha. En esto un etíope eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía, administrador de todos sus bienes, que había venido a Jerusalén, (Hechos 8, 27)

  • Pero levántate y ponte en pie; que me he aparecido a ti para hacerte ministro y testigo de lo que has visto de mí y de lo que te voy a mostrar. (Hechos 26, 16)

  • de ser ministro de Cristo Jesús entre los paganos; mi tarea sagrada consiste en anunciar el evangelio de Dios, para que la ofrenda de los paganos sea agradable a Dios, consagrada por el Espíritu Santo. (Romanos 15, 16)

  • que me ha capacitado para ser ministro de la nueva alianza; no de la letra, sino del espíritu, pues la letra mata, pero el espíritu da vida. (II Corintios 3, 6)

  • Pero si buscando ser justificados por Cristo resulta que somos pecadores, ¿será acaso Cristo ministro del pecado? De ninguna manera. (Gálatas 2, 17)

  • Yo he llegado a ser ministro de este evangelio gracias a la acción poderosa de Dios. (Efesios 3, 7)

  • Tíquico, hermano muy querido y fiel ministro del Señor, os contará cómo van mis cosas y todo lo que hago; (Efesios 6, 21)

  • conforme la aprendisteis de Epafras, nuestro querido compañero y fiel ministro de Cristo en lugar nuestro, (Colosenses 1, 7)

  • siempre que perseveréis sólidamente cimentados en la fe y estables e inconmovibles en la esperanza del evangelio que oísteis, el que ha de ser predicado a toda criatura bajo el cielo, y del que yo, Pablo, he sido elegido ministro. (Colosenses 1, 23)


“Devemos odiar os nossos pecados, visto que o amor ao Senhor significa paz”. São Padre Pio de Pietrelcina