Encontrados 35 resultados para: madrugada

  • Se levantaron de madrugada y salieron hacia el desierto de Técoa. Cuando salían, Josafat se adelantó y dijo: "Escuchadme, habitantes de Judá y de Jerusalén. Tened confianza en el Señor, Dios nuestro, y estaréis seguros; tened fe en sus profetas, y triunfaréis". (II Crónicas 20, 20)

  • Los ayudantes de campo la llevaron a su tienda. Durmió hasta medianoche, y se levantó de madrugada. (Judit 12, 5)

  • Al terminar los días del convite, Job les mandaba llamar para purificarlos; al día siguiente, se levantaba de madrugada y ofrecía un holocausto por cada uno de ellos. Porque pensaba: "Acaso hayan pecado mis hijos y hayan maldecido a Dios en su corazón". Así procedía Job cada vez. (Job 1, 5)

  • Hacia las tres de la madrugada se dirigió a ellos andando sobre el lago. (Mateo 14, 25)

  • Muy de madrugada se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí estuvo rezando. (Marcos 1, 35)

  • Al verlos navegar fatigados, pues tenían viento contrario, hacia la madrugada fue a ellos caminando sobre el lago, e iba ya a pasar de largo; (Marcos 6, 48)

  • Estad en vela, porque no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si por la tarde, si a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; (Marcos 13, 35)

  • El primer día de la semana, muy de madrugada, al salir el sol, fueron al sepulcro. (Marcos 16, 2)

  • Si llega a medianoche o de madrugada y los encuentra así, ¡dichosos ellos! (Lucas 12, 38)

  • De casa de Caifás llevaron a Jesús al palacio del gobernador. Era de madrugada. Los judíos no entraron en el palacio para no contaminarse y poder comer la cena de la pascua. (Juan 18, 28)

  • Obedecieron, entraron de madrugada en el templo y se pusieron a enseñar. Entretanto, el sumo sacerdote y sus partidarios convocaron al tribunal supremo y a todos los dirigentes de Israel, y mandaron a la cárcel a buscar a los apóstoles. (Hechos 5, 21)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina