Encontrados 231 resultados para: libro sellado
Invocaron a Dios misericordioso, tendiendo sus manos a él, y el Santo se apresuró a oírles desde el cielo y los libró por manos de Isaías. (Eclesiástico 48, 20)
Doctrina sabia y ciencia consignó en este libro Jesús, hijo de Sirá Eleazar, de Jerusalén, que derramó como lluvia la sabiduría de su corazón. (Eclesiástico 50, 27)
Toda visión se ha vuelto para vosotros como las palabras de un libro sellado. Si se le entrega a uno que sepa leer, diciéndole: Lee esto, responde: No puedo, porque este libro está sellado. (Isaías 29, 11)
Los sordos oirán las palabras de un libro; y, liberados de las tinieblas y la oscuridad, verán los ojos de los ciegos. (Isaías 29, 18)
Ahora vete, graba esto en una tabla, escríbelo en un libro, y que sirva de testimonio perpetuo para el futuro. (Isaías 30, 8)
Todo el ejército de los cielos se disuelve, los cielos se enrollan como un libro, y todo su ejército se amustia, como se amustia el follaje de la vid, como las hojas mustias de la higuera. (Isaías 34, 4)
Buscad en el libro del Señor y leed: no falta ni uno; ninguno echa de menos a su compañero, pues la boca del Señor lo ha ordenado y su soplo los ha reunido. (Isaías 34, 16)
Ejecutaré con este país todas las cosas que he predicho contra él, todo lo que está escrito en este libro: lo que Jeremías profetizó contra todas las naciones. (Jeremías 25, 13)
"Esto dice el Señor, Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que yo te he dicho. (Jeremías 30, 2)
sto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Toma estos documentos, este contrato de compra sellado y esta copia abierta y mételos en una vasija de barro, a fin de que puedan conservarse mucho tiempo. (Jeremías 32, 14)
Vosotros os habíais convertido hoy y hacíais lo que me parece justo proclamando la manumisión de vuestros hermanos, bajo compromiso sellado ante mí en el templo que lleva mi nombre. (Jeremías 34, 15)
"Toma un libro y escribe en él todas las palabras que te he comunicado acerca de Jerusalén, Judá y todas las naciones, desde el día en que comencé a hablarte, en tiempo de Josías, hasta el presente. (Jeremías 36, 2)