Encontrados 44 resultados para: lenguas

  • y por este poder que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y se estremecían en su presencia. Él mataba a quien quería, dejaba vivir a quien quería, a quien quería exaltaba y humillaba a quien quería. (Daniel 5, 19)

  • El rey Darío escribió entonces a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: "Vuestra paz sea muy grande. (Daniel 6, 26)

  • Se le dio poder, gloria e imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le servían. Su poder era un poder eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido jamás. (Daniel 7, 14)

  • Esto dice el Señor todopoderoso: "En aquellos días diez hombres de todas las lenguas del mundo agarrarán a un judío de la orla de su vestido y le dirán: Dejadnos ir con vosotros, pues hemos oído que Dios está con vosotros". (Zacarías 8, 23)

  • A los que crean les acompañarán estos prodigios: en mi nombre echarán los demonios; hablarán lenguas nuevas; (Marcos 16, 17)

  • Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. (Hechos 2, 3)

  • Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse. (Hechos 2, 4)

  • judíos y prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las grandezas de Dios". (Hechos 2, 11)

  • pues los oían hablar lenguas extrañas y glorificar a Dios. (Hechos 10, 46)

  • Cuando Pablo les impuso las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas extrañas y a profetizar. (Hechos 19, 6)

  • Sepulcro abierto es su garganta, con sus lenguas urdieron engaños, veneno de áspides bajo sus labios. (Romanos 3, 13)

  • a otro el don de hacer milagros; a otro el decir profecías; a otro el saber distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero; a otro hablar lenguas extrañas, y a otros saber interpretarlas. (I Corintios 12, 10)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina