Encontrados 152 resultados para: lamentaciones de Jeremías

  • Pero ni él, ni sus servidores, ni el pueblo del país escucharon las palabras que el Señor pronunció por medio del profeta Jeremías. (Jeremías 37, 2)

  • El rey Sedecías mandó a Yucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: "Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios". (Jeremías 37, 3)

  • Por entonces Jeremías andaba con libertad en medio del pueblo, pues todavía no había sido encarcelado. (Jeremías 37, 4)

  • Entonces el Señor dirigió a Jeremías esta palabra: (Jeremías 37, 6)

  • Jeremías quiso salir de la ciudad para dirigirse a la tierra de Benjamín a hacer las reparticiones del aprovisionamiento entre los suyos. (Jeremías 37, 12)

  • Pero al llegar a la puerta de Benjamín, el guardia que estaba de turno, llamado Yirayas, hijo de Selemías, hijo de Ananías, arrestó al profeta Jeremías exclamando: "¡Tú te pasas a los caldeos!". (Jeremías 37, 13)

  • Jeremías respondió: "¡No es verdad, yo no me paso a los caldeos!". Pero Yirayas, no haciéndole caso, prendió a Jeremías y lo llevó a los dignatarios. (Jeremías 37, 14)

  • Éstos, encolerizados contra Jeremías, lo golpearon y lo encerraron en casa del secretario Jonatán, la cual había sido convertida en cárcel. (Jeremías 37, 15)

  • Jeremías fue, pues, metido en un calabozo subterráneo abovedado y allí permaneció largo tiempo. (Jeremías 37, 16)

  • El rey Sedecías envió a sacarlo y le interrogó en secreto en su palacio: "¿Hay alguna palabra de parte del Señor?". "Sí", respondió Jeremías; y añadió: "Tú serás entregado en manos del rey de Babilonia". (Jeremías 37, 17)

  • Luego Jeremías dijo al rey Sedecías: "¿Qué mal he cometido contra ti, contra tus servidores o contra este pueblo, para que me hayáis metido en la cárcel? (Jeremías 37, 18)

  • Entonces el rey Sedecías dio orden de que Jeremías fuese llevado al patio de la guardia y que se le diera diariamente un pan procedente de la calle de los panaderos mientras hubiese pan en la ciudad. Así Jeremías quedó en el patio de la guardia. (Jeremías 37, 21)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina