Encontrados 813 resultados para: historia de Judá

  • Los de la tribu de Judá atacaron Jerusalén y la tomaron, pasaron a filo de espada a todos sus habitantes y le prendieron fuego. (Jueces 1, 8)

  • Los hijos de Jobab, el quenita, suegro de Moisés, subieron con los de Judá desde la ciudad de las palmeras al desierto que está al mediodía de Judá, en la bajada de Arad, y vivieron con los amalecitas. (Jueces 1, 16)

  • Después Judá fue con Simeón, su hermano, y derrotaron a los cananeos que vivían en Sefat, y entregaron al exterminio la ciudad. Por eso aquella ciudad se llamó Jormá. (Jueces 1, 17)

  • El Señor estaba con Judá, que conquistó la montaña; pero no pudo expulsar a los habitantes de la llanura, porque tenían carros de guerra. (Jueces 1, 19)

  • Los amonitas pasaron el Jordán para combatir a Judá, a Benjamín y a la casa de Efraín, e Israel se vio en grave aprieto. (Jueces 10, 9)

  • Los filisteos fueron y acamparon en Judá y llegaron hasta Lejí. (Jueces 15, 9)

  • Los hombres de Judá les preguntaron: "¿Por qué habéis venido contra nosotros?". Ellos respondieron: "Hemos venido para atar a Sansón, para tratarle como él nos ha tratado". (Jueces 15, 10)

  • Tres mil hombres de Judá fueron a la cueva de Etán para decir a Sansón: "¿No sabes que estamos bajo el dominio de los filisteos? ¿Qué es lo que has hecho?". Él les respondió: "Los he tratado como ellos me trataron a mí". (Jueces 15, 11)

  • Había en Belén un levita extranjero, de la tribu de Judá. (Jueces 17, 7)

  • Salió de Belén de Judá para establecerse donde pudiese. En su caminar llegó a la montaña de Efraín, a casa de Micá. (Jueces 17, 8)

  • Micá le preguntó: "¿De dónde vienes?". Él le respondió: "Soy un levita de Belén de Judá, y voy de camino para establecerme donde pueda". (Jueces 17, 9)

  • y acamparon en Quiriat Yearín, en Judá. Por eso aquel lugar se llama todavía hoy "el campamento de Dan". Está al poniente de Quiriat Yearín. (Jueces 18, 12)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina