Encontrados 489 resultados para: hacer tropezar

  • los sacó fuera y dijo: "Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?". (Hechos 16, 30)

  • Nosotros zarpamos con tiempo suficiente rumbo a Aso, donde teníamos que recoger a Pablo, pues él había decidido hacer el viaje por tierra. (Hechos 20, 13)

  • Yo dije: ¿Qué tengo que hacer, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate y entra en Damasco; allí te dirán lo que debes hacer. (Hechos 22, 10)

  • Al oír esto, el oficial salió a comunicárselo al comandante: "¿Qué vas a hacer? Este hombre es romano". (Hechos 22, 26)

  • Al llegar el día, los marineros no reconocieron aquella tierra; pero divisaron una ensenada que tenía playa y decidieron hacer todo lo posible para varar allí el barco. (Hechos 27, 39)

  • Y como no se preocuparon de tener el conocimiento cabal de Dios, Dios los abandonó a su mente depravada, que los empuja a hacer lo que no deben. (Romanos 1, 28)

  • Entonces, ¿por qué -como se nos calumnia y como afirman algunos que decimos nosotros- no hemos de hacer el mal para que venga el bien? La condenación de éstos es justa. (Romanos 3, 8)

  • Yo sé que en mí, es decir, en mis bajos instintos, no hay nada bueno, pues quiero hacer el bien y no puedo. (Romanos 7, 18)

  • Quiero hacer el bien, y me encuentro haciendo el mal. (Romanos 7, 21)

  • En efecto, lo que la ley era incapaz de hacer, debido a los bajos instintos del hombre, lo hizo Dios enviando a su propio Hijo en condición semejante a la del hombre pecador, como sacrificio por el pecado y para condenar el pecado en su misma naturaleza humana. (Romanos 8, 3)

  • ¿O es que el alfarero no tiene poder sobre el barro para hacer de una misma masa un vaso de lujo y otro corriente? (Romanos 9, 21)

  • como dice la Escritura: Mirad, yo pongo en Sión una piedra de tropiezo, una roca que os puede hacer caer; pero el que crea en ella no quedará defraudado. (Romanos 9, 33)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina