Encontrados 506 resultados para: gran aflicción

  • Pero él se mantuvo firme y estuvo matando filisteos hasta que su mano se cansó y se le quedó pegada a la espada. El Señor otorgó aquel día una gran victoria y el ejército se volvió tras Eleazar, pero sólo para recoger el botín. (II Samuel 23, 10)

  • pero él se plantó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. Y el Señor otorgó una gran victoria. (II Samuel 23, 12)

  • Mató también a un egipcio de gran talla. El egipcio blandía una lanza, y fue contra él con un palo; pero él le quitó la lanza al egipcio y le mató con su propia lanza. (II Samuel 23, 21)

  • Después de haber hecho el censo del pueblo, David sintió que le remordía la conciencia, y dijo al Señor: "¡He cometido un gran pecado por haber hecho esto! Señor, perdona el pecado de tu siervo, porque he obrado como un insensato". (II Samuel 24, 10)

  • David dijo a Gad: "¡Estoy en gran aprieto! Pongámonos en manos de Dios, porque es grande su misericordia, antes que caer en manos de los hombres". (II Samuel 24, 14)

  • Ha matado bueyes, animales cebados y ganado menor en gran cantidad, y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, general del ejército; pero a tu siervo Salomón no le ha invitado. (I Reyes 1, 19)

  • En efecto, hoy ha matado bueyes, animales cebados y ganado menor en gran cantidad y ha invitado a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército y a Abiatar, el sacerdote. Están comiendo y bebiendo en su compañía y gritan: ¡Viva el rey Adonías! (I Reyes 1, 25)

  • Luego toda la gente subió tras él, tañendo flautas y con tan gran algazara que parecía que se iba a abrir la tierra con el vocerío. (I Reyes 1, 40)

  • Salomón respondió: "Tú trataste con gran bondad a mi padre, David, porque él se portó contigo con fidelidad, justicia y rectitud de corazón; y le has perpetuado esa gran bondad dándole un hijo que se siente sobre su trono, como hoy sucede. (I Reyes 3, 6)

  • Cuando Jirán escuchó el mensaje de Salomón, se alegró sobremanera y exclamó: ¡Bendito sea el Señor, que ha dado a David un hijo sabio, que gobierne a ese gran pueblo!". (I Reyes 5, 21)

  • Entró en Jerusalén con un gran séquito de camellos, cargados de aromas y oro en abundancia, y de piedras preciosas; se presentó a Salomón, y le propuso todo lo que pensaba. (I Reyes 10, 2)

  • Luego ofreció al rey cuatro mil kilos de oro, gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca más se vio tanta cantidad de aromas como la que la reina de Sabá ofreció al rey Salomón. (I Reyes 10, 10)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina