Encontrados 11 resultados para: golpeó

  • Moisés y Aarón hicieron como el Señor había ordenado; Aarón levantó el bastón, golpeó las aguas del río a la vista del Faraón y sus siervos, y las aguas se convirtieron en sangre. (Exodo 7, 20)

  • Y así transcurrieron siete días desde que el Señor golpeó el río. (Exodo 7, 25)

  • Así lo hicieron. Aarón extendió su mano con su bastón, golpeó el polvo de la tierra, y enjambres de mosquitos se echaron sobre hombres y animales; todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos en todo Egipto. (Exodo 8, 13)

  • Después de esto, Josué los golpeó y los mató; y mandó que los colgaran de cinco árboles, y en ellos estuvieron colgados hasta la tarde. (Josué 10, 26)

  • Con su mano cogió el clavo, con la derecha el martillo de los trabajadores. Le golpeó, le rompió la cabeza, le atravesó la sien. (Jueces 5, 26)

  • Pero él no quiso apartarse, y Abner le golpeó en el vientre con la culata de la lanza, y la lanza le salió por detrás. Cayó allí mismo y murió instantáneamente. Todos los que llegaban al lugar donde Asael había caído y había muerto se detenían. (II Samuel 2, 23)

  • y tu sierva tenía dos hijos. Riñeron los dos en el campo y, no habiendo quien los separara, el uno golpeó al otro y lo mató. (II Samuel 14, 6)

  • Encontró luego a otro hombre y le dijo: "Pégame". Y aquel hombre lo golpeó y lo hirió. (I Reyes 20, 37)

  • Entonces Elías tomó su manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas, las cuales se dividieron a uno y otro lado, de modo que pasaron ambos a pie enjuto. (II Reyes 2, 8)

  • Entonces tomó el manto, que se le había caído a Elías de encima, y golpeó con él las aguas, diciendo: "¿Dónde está el Señor, Dios de Elías? ¿Dónde está?". Golpeó las aguas, y éstas se dividieron a uno y otro lado, y pasó a pie enjuto. (II Reyes 2, 14)

  • Y añadió: "Toma las flechas". Y las tomó. Eliseo entonces ordenó al rey de Israel: "Golpea el suelo". Lo golpeó tres veces, y se paró. (II Reyes 13, 18)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina