Encontrados 290 resultados para: fuera

  • Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad les salieron al encuentro fuera del campamento. (Números 31, 13)

  • Vosotros, permaneced durante siete días fuera del campamento, y el que entre vosotros o vuestros prisioneros haya matado a alguien o haya tocado un cadáver, purifíquese el tercero y séptimo día. (Números 31, 19)

  • Mediréis fuera de la ciudad mil metros al este, mil al sur, mil al oeste y mil al norte, quedando en medio la ciudad. Ésta será la superficie de pastos en torno a las ciudades. (Números 35, 5)

  • si le tira una piedra capaz de producirle la muerte, sin verlo, y la muerte se sigue, sin que fuera su enemigo ni quisiera hacerle daño alguno, (Números 35, 23)

  • y el vengador de sangre lo encuentra fuera del territorio de su ciudad de refugio, podrá matarlo sin ninguna responsabilidad, (Números 35, 27)

  • No comeréis ningún animal muerto. Lo darás al extranjero residente o lo venderás al extranjero de fuera. Tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre. (Deuteronomio 14, 21)

  • Si el camino fuera largo para poder llevarlos allá; si una gran distancia te separa del lugar que el Señor, tu Dios, haya elegido para hacer habitar en él su nombre, cuando el Señor, tu Dios, te haya bendecido, (Deuteronomio 14, 24)

  • la sacarán fuera de la casa de su padre y toda la ciudad la matará a pedradas, por haber cometido una acción infame en Israel prostituyendo la casa de su padre. Así extirparás la maldad de en medio de ti. (Deuteronomio 22, 21)

  • Tendrás también un lugar fuera del campamento para hacer allí tus necesidades. (Deuteronomio 23, 13)

  • Una vez fuera de casa, esta mujer puede casarse con otro. (Deuteronomio 24, 2)

  • sino que esperarás fuera a que el deudor te saque la prenda. (Deuteronomio 24, 11)

  • Por la mañana dirás: ¡Ojalá que ya fuera de noche! Y por la tarde dirás: ¡Ojalá que ya fuera de día!, por el pavor que se habrá apoderado de tu corazón y por las cosas que verán tus ojos. (Deuteronomio 28, 67)


O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina