Encontrados 757 resultados para: faraón de Egipto

  • No le apoyará el Faraón en la guerra con grandes fuerzas ni muchos hombres cuando se levanten terraplenes y se construyan baluartes de asedio para exterminar a muchas personas. (Ezequiel 17, 17)

  • Mandaron gentes contra él. Quedó preso en su fosa y lo llevaron con grillos a Egipto. (Ezequiel 19, 4)

  • Diles: Esto dice el Señor Dios: El día que yo elegí a Israel alcé mi mano por la estirpe de la casa de Jacob, me manifesté a ellos en la tierra de Egipto y les juré diciendo: Yo, el Señor, soy vuestro Dios. (Ezequiel 20, 5)

  • Aquel día alcé mi mano ante ellos jurando sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra que había escogido para ellos, una tierra que mana leche y miel, un paraíso entre todas las tierras. (Ezequiel 20, 6)

  • Y les dije: Tirad los ídolos que seducen vuestros ojos y no os contaminéis con los ídolos de Egipto: Yo soy el Señor, vuestro Dios. (Ezequiel 20, 7)

  • Mas ellos se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme. No tiraron los ídolos que seducían sus ojos ni abandonaron los ídolos de Egipto. (Ezequiel 20, 8)

  • Pero cambié de propósito en honor a mi nombre, para que no fuese vilipendiado a los ojos de las gentes entre las que ellos se encontraban, porque había prometido sacar a mi pueblo de Egipto ante los ojos de sus habitantes. (Ezequiel 20, 9)

  • Los saqué de Egipto y los llevé al desierto. (Ezequiel 20, 10)

  • Como juzgué a vuestros padres en el desierto de Egipto, así os juzgaré a vosotros, dice el Señor Dios. (Ezequiel 20, 36)

  • Se prostituyeron en Egipto desde su juventud. Allí palparon su pecho y acariciaron su seno virginal. (Ezequiel 23, 3)

  • Ni renegó de sus prostituciones de Egipto, donde se habían acostado con ella, en su juventud, acariciando sus pechos virginales y derramando en ella su impureza. (Ezequiel 23, 8)

  • Ella multiplicó sus prostituciones, recordando los días de su juventud, cuando se prostituía en Egipto (Ezequiel 23, 19)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina