Encontrados 300 resultados para: familia de Manasés

  • Manasés tenía doce años cuando subió al trono, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. (II Crónicas 33, 1)

  • Pero Manasés descarrió a los de Judá y a los habitantes de Jerusalén, induciéndoles a hacer el mal más aún que las gentes que el Señor había destruido ante los israelitas. (II Crónicas 33, 9)

  • El Señor habló a Manasés y a su pueblo, pero no le escucharon. (II Crónicas 33, 10)

  • Entonces el Señor hizo venir contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, los cuales apresaron a Manasés con grillos y, cargado de cadenas, lo condujeron a Babel. (II Crónicas 33, 11)

  • Suplicó al Señor, y el Señor lo atendió, escuchó su oración y lo reintegró a su reino de Jerusalén. Manasés reconoció que el Señor era el auténtico Dios. (II Crónicas 33, 13)

  • El resto de la historia de Manasés, la oración que hizo a su Dios y las palabras de los profetas que le hablaron en nombre del Señor, Dios de Israel, están escritos en las crónicas de los reyes de Israel. (II Crónicas 33, 18)

  • Manasés murió y fue sepultado en su palacio. Le sucedió en el trono su hijo Amón. (II Crónicas 33, 20)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como su padre Manasés; ofreció sacrificios y dio culto a todos los ídolos que había hecho su padre Manasés. (II Crónicas 33, 22)

  • Pero no se humilló delante del Señor, como se había humillado su padre Manasés; al contrario, aumentó su culpabilidad. (II Crónicas 33, 23)

  • Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí y sus respectivos anejos; (II Crónicas 34, 6)

  • Se presentaron al sumo sacerdote Jelcías, y le entregaron el dinero que había llegado al templo de Dios y el que los levitas porteros habían reunido; todo ello procedía de Manasés, de Efraín, de todo el resto de Israel, de Judá, de Benjamín y de los habitantes de Jerusalén. (II Crónicas 34, 9)

  • Estad en vuestros puestos en el santuario al servicio de las clases de las familias patriarcales, y de vuestros hermanos, hijos del pueblo. Un grupo de levitas por cada familia patriarcal. (II Crónicas 35, 5)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina