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Los israelitas estaban agotados. Entonces Saúl hizo prestar al pueblo este juramento: "Maldito el hombre que tome alimento antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos". Y nadie comió nada. (I Samuel 14, 24)
Por un lado estaban los filisteos en la montaña, y al lado opuesto estaban los de Israel; había un valle entre ellos. (I Samuel 17, 3)
David preguntó a los que estaban a su lado: "¿Qué se hará con el que mate a este filisteo y quite esta ofensa de Israel? ¿Quién es este filisteo incircunciso que desafía al ejército del Dios vivo?". (I Samuel 17, 26)
Después dijo a los guardias que estaban junto a él: "Matad a los sacerdotes del Señor, porque también ellos han prestado ayuda a David; pues sabiendo que había huido, no me avisaron". Pero la guardia del rey no quiso poner su mano sobre los sacerdotes del Señor. (I Samuel 22, 17)
Ellos se pusieron en camino y fueron a Zif antes que Saúl. Pero David y sus hombres estaban en el desierto de Maón, en la estepa, al sur del desierto. (I Samuel 23, 24)
Llegó a los rediles de las ovejas que hay junto al camino; allí hay una cueva, y Saúl entró en ella para hacer sus necesidades. David y sus hombres estaban escondidos en el fondo de la cueva. (I Samuel 24, 4)
Entonces fue al lugar donde estaba acampado Saúl y observó el sitio donde estaban acostados Saúl y Abner, hijo de Ner, jefe de su ejército. Saúl estaba acostado en el centro del campamento, y la tropa acampada a su alrededor. (I Samuel 26, 5)
David y Abisay fueron de noche al campamento; Saúl estaba acostado en el centro del campamento y dormía, con su lanza clavada en la tierra, junto a su cabecera. Abner y la tropa estaban acostados a su alrededor. (I Samuel 26, 7)
David estaba muy angustiado porque la gente quería apedrearlo, pues todos estaban muy amargados, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David se confortó en el Señor, su Dios. (I Samuel 30, 6)
Continuó la persecución con cuatrocientos hombres, pues doscientos se quedaron allí porque estaban muy fatigados para pasar el arroyo. (I Samuel 30, 10)
Él los guió; estaban diseminados por toda la región, comiendo, bebiendo y bailando por el botín tan grande que habían cogido en el país de los filisteos y en el país de Judá. (I Samuel 30, 16)
David llegó adonde estaban los doscientos hombres que, por encontrarse muy cansados, no habían podido seguirle y se habían quedado en el arroyo Besor. Ellos salieron al encuentro de David y de la tropa que le acompañaba. David se acercó a ellos y les saludó. (I Samuel 30, 21)