Encontrados 475 resultados para: espíritu

  • Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino, Eliseo fue lleno de su espíritu; en todos sus días no tembló ante ningún gobernante y no se dejó dominar por nadie. (Eclesiástico 48, 12)

  • Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fuerza, espíritu de conocimiento y de temor del Señor. (Isaías 11, 2)

  • El Señor ha vertido en medio de ellos un espíritu de vértigo, y descarrían a Egipto en todas sus acciones, como se tambalea un borracho que vomita. (Isaías 19, 14)

  • Mi alma te ansía por la noche, y mi espíritu, en mi interior, te espera a la mañana; pues cuando tus juicios se ejecutan en la tierra, aprenden justicia los habitantes del mundo. (Isaías 26, 9)

  • espíritu de justicia para el que se sienta a juzgar, y espíritu de fortaleza para el que rechaza a los que asaltan la puerta. (Isaías 28, 6)

  • porque el Señor ha derramado sobre vosotros un espíritu de sopor, ha cerrado vuestros ojos: los profetas, y ha velado vuestras cabezas: los videntes. (Isaías 29, 10)

  • Los extraviados de espíritu entrarán en razón, y los murmuradores serán instruidos. (Isaías 29, 24)

  • ¡Ay de estos hijos rebeldes! -dice el Señor-. Ejecutan proyectos que no son los míos; conciertan pactos, mas no según mi espíritu, de modo que acumulan pecado tras pecado. (Isaías 30, 1)

  • El egipcio es un hombre, y no un dios; y sus caballos son carne, no espíritu. El Señor extenderá su mano, y se tambaleará el protector; caerá el protegido y todos a la vez perecerán. (Isaías 31, 3)

  • Hasta que sobre nosotros se derrame el espíritu venido de lo alto: entonces el desierto se trocará en vergel y el vergel se cambiará en selva. (Isaías 32, 15)

  • Yo le infundiré un espíritu tal que, al oír cierta noticia, se volverá a su país, y allí yo lo haré caer a espada". (Isaías 37, 7)

  • Señor, por ti vive mi corazón, vive mi espíritu; dame la salud, devuélveme la vida. (Isaías 38, 16)


“Você teme um homem,um pobre instrumento nas mãos de Deus, mas não teme a justiça divina?” São Padre Pio de Pietrelcina