Encontrados 345 resultados para: el libro de Samuel

  • Ellos subieron. Apenas habían entrado en la ciudad, cuando se encontró con ellos Samuel, que salía para subir al alto. (I Samuel 9, 14)

  • El día antes de que llegara Saúl, el Señor había advertido a Samuel: (I Samuel 9, 15)

  • Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: "Éste es el hombre de que te hablé; éste es el que regirá a mi pueblo". (I Samuel 9, 17)

  • Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: "Indícanos, por favor, dónde está la casa del vidente". (I Samuel 9, 18)

  • Samuel le respondió: "Yo soy el vidente. Sube delante de mí al alto; hoy comerás conmigo, y mañana por la mañana os despediré después de haberte explicado todo lo que tienes en tu pensamiento. (I Samuel 9, 19)

  • Samuel llevó consigo a Saúl y a su mozo, los introdujo en la sala y les dio el primer puesto entre los invitados, que eran treinta personas. (I Samuel 9, 22)

  • Después dijo Samuel al cocinero: "Tráeme la ración que yo te di, la que te dije que pusieras aparte". (I Samuel 9, 23)

  • El cocinero tomó un pernil y el rabo y se lo sirvió a Saúl. Samuel le dijo: "Ahí tienes la porción reservada; come, porque ella fue reservada para este momento cuando convoqué al pueblo". Y aquel día Saúl comió con Samuel. (I Samuel 9, 24)

  • Al despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl y le dijo: "Levántate y sigue tu camino". Saúl se levantó y salieron los dos fuera. (I Samuel 9, 26)

  • Cuando bajaron a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: "Di al mozo que se adelante, pero tú párate, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha dicho". (I Samuel 9, 27)

  • Entonces Samuel tomó la redoma del aceite, la derramó sobre su cabeza, le besó y dijo: "¿No es el Señor quien te ha ungido como jefe de su pueblo, Israel? Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de los enemigos que le rodean. Ésta es la señal de que el Señor te ha ungido como jefe de su heredad: (I Samuel 10, 1)

  • Cuando Saúl dio la vuelta y se alejó de Samuel, Dios le dio un corazón nuevo, y le sucedieron todas estas señales aquel mismo día. (I Samuel 10, 9)


“Deus nunca me recusou um pedido”. São Padre Pio de Pietrelcina