Encontrados 400 resultados para: derrota de los enemigos

  • Ajimás, hijo de Sadoc, dijo "Déjame ir corriendo a dar al rey esta buena nueva de que el Señor le ha hecho justicia, librándolo de las manos de sus enemigos". (II Samuel 18, 19)

  • El rey preguntó al cusita: "¿Está bien el joven Absalón?". El cusita contestó: "¡Que corran la suerte de ese joven los enemigos de mi señor, el rey, y todos los que se han levantado contra ti para el mal!". (II Samuel 18, 32)

  • Toda la gente, en todas las tribus de Israel, discutía en estos términos: "El rey nos ha salvado del poder de nuestros enemigos; él nos ha librado del poder de los filisteos y ahora ha tenido que huir del país a causa de Absalón. (II Samuel 19, 10)

  • David dirigió al Señor este cántico, cuando le libró de todos sus enemigos y de Saúl: (II Samuel 22, 1)

  • ¡Alabado sea Dios! Yo le invoco y salgo victorioso de mis enemigos. (II Samuel 22, 4)

  • Me libró de un adversario poderoso, de enemigos más potentes que yo. (II Samuel 22, 18)

  • Perseguí a mis enemigos, les di alcance; no me volví hasta acabar con ellos. (II Samuel 22, 38)

  • De mis enemigos me hiciste ver la espalda y exterminé a los que me odiaban. (II Samuel 22, 41)

  • Tú me libraste de furiosos enemigos, me haces triunfar sobre mis agresores, me libras del violento. (II Samuel 22, 49)

  • y por eso le dijo: "Ya que me has hecho esta petición, y no has pedido para ti una vida larga, ni has pedido riquezas, ni has pedido la muerte de tus enemigos, sino que me has pedido sabiduría para gobernar con justicia, (I Reyes 3, 11)

  • "Tú ya sabes cómo mi padre, David, no pudo construir la casa al nombre del Señor, su Dios, a causa de las guerras en que se vio envuelto, hasta que el Señor puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. (I Reyes 5, 17)

  • Cuando tu pueblo salga a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les hayas señalado, si rezan al Señor vueltos hacia la ciudad que tú has elegido y hacia el templo que yo he construido a tu nombre, (I Reyes 8, 44)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina