Encontrados 18 resultados para: dada

  • Ésta fue la primera marcha bajo la orden del Señor dada por medio de Moisés. (Números 10, 13)

  • Aquel día Moisés hizo este juramento: La tierra en la que has puesto tus pies te será dada en posesión perpetua a ti y a tus hijos, porque fuiste fiel al Señor, mi Dios. (Josué 14, 9)

  • La mujer de Sansón fue dada a uno de los compañeros que le había servido de mozo de compañía. (Jueces 14, 20)

  • para que ofrecieran sacrificios diariamente, mañana y tarde, sobre el altar de los holocaustos e hiciesen cuanto está escrito en la ley dada por el Señor a Israel. (I Crónicas 16, 40)

  • Cuando estaban sacando el dinero reunido en el templo del Señor, el sacerdote Jelcías encontró el libro de la ley del Señor dada por medio de Moisés. (II Crónicas 34, 14)

  • volvió de Babilonia. Era un escriba experto en la ley de Moisés, dada por el Señor, Dios de Israel. El rey le concedió todo lo que deseaba, porque el Señor, su Dios, estaba con él. (Esdras 7, 6)

  • En el mes séptimo, cuando ya todos los israelitas estaban instalados en sus ciudades, el pueblo entero se congregó como un solo hombre en la plaza de la puerta del Agua y dijo al escriba Esdras que trajese el libro de la ley de Moisés, dada por el Señor a Israel. (Nehemías 8, 1)

  • se unieron a sus hermanos y a los jefes y se comprometieron, bajo juramento, a caminar en la ley de Dios, dada por medio de Moisés, siervo de Dios, y a observar y poner en práctica todos los mandamientos de nuestro Señor; (Nehemías 10, 30)

  • no violaré jamás mi pacto ni faltaré a la palabra dada. (Salmos 89, 35)

  • Él se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; (Salmos 105, 8)

  • Todavía estaba hablando la madre, cuando el hijo exclamó: "¿Qué esperas? No obedezco las órdenes del rey; yo sigo y obedezco los preceptos de la ley dada a nuestros padres por Moisés. (II Macabeos 7, 30)

  • Cuando ya los soldados estaban a punto de ocupar las torres y forzar la puerta de entrada y dada la orden de prenderle fuego, Razías, rodeado por todas partes, hundió en sí mismo su espada, (II Macabeos 14, 41)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina