Encontrados 48 resultados para: cuatrocientos

  • Después del nacimiento de Héber, Sélaj vivió cuatrocientos años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 11, 15)

  • Después del nacimiento de Péleg, Héber vivió cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. (Génesis 11, 17)

  • El Señor le dijo: "Has de saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, en la que serán esclavos y estarán oprimidos durante cuatrocientos años; (Génesis 15, 13)

  • Los mensajeros volvieron a Jacob diciendo: "Hemos ido a tu hermano, y él mismo viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres". (Génesis 32, 7)

  • Jacob alzó los ojos y vio que venía Esaú con cuatrocientos hombres. Repartió los niños entre Lía y Raquel y las dos esclavas. (Génesis 33, 1)

  • La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años. (Exodo 12, 40)

  • El mismo día en que se cumplieron los cuatrocientos treinta años, todos los ejércitos del Señor salieron de Egipto. (Exodo 12, 41)

  • Unos tres mil cuatrocientos cincuenta kilos de plata se gastaron en la fundición de las basas del santuario y de la cortina, cien basas, a treinta y cuatro kilos y medio por basa. (Exodo 38, 27)

  • El bronce de las ofrendas ascendió a unos dos mil cuatrocientos treinta kilos. (Exodo 38, 29)

  • "Si uno consagra al Señor alguna de las tierras de su patrimonio, la valoración será proporcional a su producción, a razón de seiscientos gramos de plata por cuatrocientos cincuenta kilos de cebada. (Levítico 27, 16)

  • doce vasos de oro, llenos de perfume, de ciento veinte gramos de peso cada uno según el peso del santuario dan un total de mil cuatrocientos cuarenta gramos de oro. (Números 7, 86)

  • Los jefes de todo el pueblo, todas las tribus de Israel, asistieron a la asamblea del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sabían manejar la espada. (Jueces 20, 2)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina