Encontrados 54 resultados para: continuó

  • Y continuó: Ya he visto a este pueblo: es un pueblo de cabeza dura; (Deuteronomio 9, 13)

  • El Señor continuó manifestándose en Silo, donde se revelaba a Samuel. (I Samuel 3, 21)

  • Continuó la persecución con cuatrocientos hombres, pues doscientos se quedaron allí porque estaban muy fatigados para pasar el arroyo. (I Samuel 30, 10)

  • David continuó preguntando al muchacho: "¿Cómo sabes que murieron Saúl y su hijo Jonatán?". (II Samuel 1, 5)

  • Tus manos no estaban atadas, ni tus pies sujetos a los grillos. ¡Has caído como caen los criminales!". Y todo el pueblo continuó llorando por él. (II Samuel 3, 34)

  • Barzilay, el galaadita, fue también a Roguelín y continuó con el rey para guiarle hasta el Jordán. (II Samuel 19, 32)

  • El rey pasó a Guilgal, y Quimán continuó con él. Todo el pueblo de Judá y la mitad del pueblo de Israel acompañaban al rey en la travesía. (II Samuel 19, 41)

  • Él continuó: "Di, por favor, al rey Salomón que me dé a Abisag, la sunamita, por esposa. Él no te lo negará". (I Reyes 2, 17)

  • A pesar de esto, Jeroboán no se volvió atrás de su mal camino, sino que continuó creando del pueblo bajo sacerdotes para las colinas. A todo el que lo deseaba, le consagraba y le hacía sacerdote de las colinas. (I Reyes 13, 33)

  • Después de esto continuó la guerra en Guézer contra los filisteos. Fue entonces cuando Sibecay, el jusatita, mató a Sipay, un descendiente de los gigantes. Los filisteos quedaron sometidos. (I Crónicas 20, 4)

  • Roboán se reafirmó en Jerusalén y continuó su reinado. Tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad elegida por el Señor entre todas las tribus de Israel para morada de su nombre. Su madre se llamaba Naamá, la amonita. (II Crónicas 12, 13)

  • Sin embargo, las colinas no desaparecieron, y el pueblo continuó sin orientar su corazón hacia el Señor, el Dios de sus padres. (II Crónicas 20, 33)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina