Encontrados 85 resultados para: comenzó
se olvidó de las promesas hechas, volvió las espaldas a Jonatán y no le reconoció los servicios prestados, sino que comenzó a maltratarlo de mil modos. (I Macabeos 11, 53)
y el pueblo comenzó a escribir en los actos públicos y en los contratos: "Año primero de Simón, sumo sacerdote, estratega y jefe de los justos". (I Macabeos 13, 42)
Cendebeo llegó a Yamnia y comenzó a hostigar al pueblo, a invadir Judea, a hacer prisioneros y a realizar matanzas. (I Macabeos 15, 40)
Lo hicieron, y cuando llegó el momento en que comenzó a brillar el sol, que había estado velado por nubes hasta entonces, se encendió un fuego grande, tanto que todos quedaron estupefactos. (II Macabeos 1, 22)
Lisímaco, ante las turbas sublevadas y ebrias de furor, armó tres mil hombres y comenzó a hostigar cruelmente al pueblo; las tropas estaban acaudilladas por un tal Tirano, avanzado en edad y en locura. (II Macabeos 4, 40)
Solamente entonces, torturado por aquellas llagas, comenzó a menguar en su extraordinaria soberbia y a darse cuenta de que aquel estado era un castigo de Dios, viendo que sus dolores aumentaban por momentos. (II Macabeos 9, 11)
Fue entonces cuando Gorgias, nombrado general de aquellas regiones, comenzó a reunir tropas mercenarias y a hostigar sin tregua a los judíos. (II Macabeos 10, 14)
Por la mujer comenzó el pecado, y por ella morimos todos. (Eclesiástico 25, 24)
La sentencia contra Nabucodonosor se ejecutó inmediatamente: fue expulsado de la sociedad humana, comenzó a comer hierba como los bueyes y su cuerpo fue bañado por el rocío del cielo hasta que sus cabellos llegaron a crecerle como las plumas del águila y las uñas como las de las aves. (Daniel 4, 30)
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: "Convertíos, porque el reino de Dios está cerca". (Mateo 4, 17)
Cuando se fueron, Jesús comenzó a hablar de Juan a las gentes: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña movida por el viento? (Mateo 11, 7)
Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día. (Mateo 16, 21)