Encontrados 118 resultados para: casco de la salvación

  • Iba detrás de Pablo y de nosotros gritando: "Estos hombres son siervos del Dios altísimo, y os anuncian el camino de la salvación". (Hechos 16, 17)

  • una vez izado a bordo, reforzaron con cables el casco del barco y así nos dejamos llevar del viento con el áncora suelta, por temor a chocar contra la Sirte. (Hechos 27, 17)

  • Sabed, pues, que esta salvación de Dios ha sido enviada a los paganos; ellos sí que la escucharán". (Hechos 28, 28)

  • Yo no me avergüenzo del evangelio, que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del judío primero y también del griego. (Romanos 1, 16)

  • Hermanos, el buen deseo de mi corazón y la súplica que dirijo a Dios es que consigan su salvación. (Romanos 10, 1)

  • Con el corazón se cree para la justicia, y con la boca se confiesa la fe para la salvación. (Romanos 10, 10)

  • Por tanto, yo pregunto: ¿Es que tropezaron sólo para caer? De ninguna manera. Su caída ha servido para la salvación de los paganos, provocando así la envidia en Israel. (Romanos 11, 11)

  • Tened en cuenta en qué tiempos estamos: ya es hora de despertar del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros la salvación que cuando abrazamos la fe. (Romanos 13, 11)

  • Si tenemos que sufrir, es para vuestro consuelo y salvación. Si somos consolados, es para que vosotros también lo seáis y tengáis ánimos para soportar con paciencia los sufrimientos que nosotros pasamos. (II Corintios 1, 6)

  • Él nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones el Espíritu como prenda de salvación. (II Corintios 1, 22)

  • Si el ministerio de condenación fue glorioso, mucho más lo será el ministerio de salvación. (II Corintios 3, 9)

  • Porque él dice: En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salvación te ayudé. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de la salvación. (II Corintios 6, 2)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina