Encontrados 21 resultados para: cabellos
El nazireo se afeitará su cabeza consagrada a la entrada de la tienda de la reunión, y tomando los cabellos de su cabeza consagrada, los echará al fuego que arde bajo el sacrificio de reconciliación. (Números 6, 18)
Salomón dijo: "Si se porta bien, no caerá en tierra uno solo de sus cabellos; pero si es sorprendido en delito, morirá". (I Reyes 1, 52)
Yo los reprendí, los maldije, hice azotar a algunos de ellos, les arranqué los cabellos y les hice jurar en el nombre de Dios: "No caséis a vuestras hijas con extranjeros, y vosotros y vuestros hijos no os caséis con extranjeras. (Nehemías 13, 25)
Fue a la cama, le agarró la cabeza por los cabellos, y dijo: "Señor, Dios de Israel, dame ahora fuerzas". (Judit 13, 7)
Se despojó de sus vestiduras reales y se puso vestidos de llanto y de duelo; en vez de olorosos perfumes, cubrió su cabeza de polvo y ceniza, mortificó duramente su cuerpo con ayunos y ocultó la espléndida belleza de su cuerpo con sus cabellos en desorden. (Ester 14, 2)
Pero él, elevándose a más altas resoluciones, dignas de su edad y de su venerable ancianidad, de sus cabellos ya blancos y de su vida irreprensible desde la infancia, y sobre todo de las santas leyes establecidas por Dios, respondió que prefería que lo llevaran a la muerte. (II Macabeos 6, 23)
Los cabellos blancos son una corona de honor, por el camino de la justicia se la encuentra. (Proverbios 16, 31)
La gloria de los jóvenes es su vigor; el ornato de los ancianos, los cabellos blancos. (Proverbios 20, 29)
¡Qué bien sienta el juicio a los cabellos blancos, y a los ancianos el consejo! (Eclesiástico 25, 4)
La lengua del blasfemo hace erizar los cabellos; cuando riñe hay que taparse los oídos. (Eclesiástico 27, 14)
Alargó una especie de mano, me agarró por los cabellos y el espíritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que da al norte, allí donde estaba situado el ídolo que provoca los celos. (Ezequiel 8, 3)
La sentencia contra Nabucodonosor se ejecutó inmediatamente: fue expulsado de la sociedad humana, comenzó a comer hierba como los bueyes y su cuerpo fue bañado por el rocío del cielo hasta que sus cabellos llegaron a crecerle como las plumas del águila y las uñas como las de las aves. (Daniel 4, 30)