Encontrados 715 resultados para: bautismo con Espíritu Santo

  • Esta voz bajada del cielo la oímos nosotros cuando estábamos con él en el monte santo, (II Pedro 1, 18)

  • pues los profetas nunca hablaron por su propia cuenta, sino que hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo. (II Pedro 1, 21)

  • Mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia que, después de haberlo conocido, apartarse del mandamiento santo que se les había transmitido. (II Pedro 2, 21)

  • Vosotros, sin embargo, habéis recibido la unción que viene del Santo, y todos tenéis conocimiento. (I Juan 2, 20)

  • El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Por esto conocemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado. (I Juan 3, 24)

  • Pero nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha; y el que no es de Dios no nos escucha. En esto distinguimos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. (I Juan 4, 6)

  • Por esto conocemos que estamos con él y él en nosotros: porque él nos ha dado su Espíritu. (I Juan 4, 13)

  • Es él, Jesucristo, el que ha venido con agua y sangre; no sólo con agua, sino con agua y sangre. Y es el Espíritu el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. (I Juan 5, 6)

  • el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo. (I Juan 5, 8)

  • Estos son los que provocan discordias, hombres sensuales, privados del Espíritu. (Judas 1, 19)

  • Vosotros, en cambio, queridos, asentaos en el cimiento de vuestra santa fe, orad en el Espíritu Santo; (Judas 1, 20)

  • El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios. (Apocalipsis 2, 7)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina