Encontrados 24 resultados para: atacaron

  • Demolieron las ciudades y llenaron de piedras los campos fértiles; cegaron todos los manantiales de agua y talaron todos los árboles frutales, hasta que no quedó más que Quir Jareset. Los honderos la cercaron y la atacaron. (II Reyes 3, 25)

  • Jorán se abrió paso hasta Seír con todos sus carros. Los edomitas lo cercaron. Una noche él y sus capitanes de los carros de combate atacaron a los edomitas y los derrotaron, pero las tropas huyeron a la desbandada. (II Reyes 8, 21)

  • Cuando los jefes de los carros vieron a Josafat, se dijeron: "Este es el rey de Israel". Fueron contra él y lo atacaron. Josafat entonces lanzó un grito, y el Señor le ayudó y los apartó de él. (II Crónicas 18, 31)

  • Los amonitas y los moabitas atacaron a los de las montañas de Seír y los destruyeron por completo. Cuando acabaron con los de Seír se destruyeron unos a otros. (II Crónicas 20, 23)

  • Su jefe no cayó a manos de jóvenes, ni lo hirieron titanes, ni lo atacaron gigantes. ¡Fue Judit, hija de Merarí! Ella lo desarmó con su hermosura. (Judit 16, 6)

  • Hijos de esposas jóvenes los atacaron, como a fugitivos los herían; perecieron por la acción de mi Señor. (Judit 16, 12)

  • Inmediatamente los atacaron. (I Macabeos 2, 35)

  • Los atacaron en pleno sábado, y perecieron ellos con sus mujeres, hijos y ganados, unas mil personas. (I Macabeos 2, 38)

  • Los más valientes se prepararon para el asalto; atacaron la ciudad durante todo el día y toda la noche hasta que se rindió. (I Macabeos 5, 50)

  • Atacaron a Báquides, que fue derrotado, y cayó en un profundo abatimiento, porque no habían resultado ni sus planes ni su expedición. (I Macabeos 9, 68)

  • Pero los soldados del Macabeo, después de hacer súplicas y pedir al Señor que viniera a luchar a su lado, atacaron las fortalezas de los idumeos. (II Macabeos 10, 16)

  • Sucedió en tiempo de Acaz, hijo de Jotán, hijo de Ozías, rey de Judá, que Rasín, rey de Siria, y Pécaj, hijo de Romelías, rey de Israel, atacaron a Jerusalén con ánimo de expugnarla, pero no pudieron apoderarse de ella. (Isaías 7, 1)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina